El primer Debate Obligatorio: entre un show del Teorema de Baglini, el tirapiedrismo y el ataque de nervios
Terminó el primer Debate Obligatorio, establecido por ley y que permitió que los candidatos a gobernador y vicegobernador expusieran, intentaran pelear, embroncar al otro, balbucear alguna propuesta. Un espacio de la política para la política.
Los candidatos a gobernador y vice de Mendoza participaron activamente, unos con más nervios que otros, y con la ausencia de Noelia Barbeito, del primer Debate Obligatorio.
Una discusión aparte es si sirve o no, quiénes lo vieron y quienes le esquivaron, si fue entretenido o aburrido.
Podría ser calificado debido a los momentos más álgidos, como un "festival del Teorema de Baglini", en donde aquellos con menos posibilidades de ganar fueron más violentos y prometieron más cosas.
Con qué condicionamientos llegarían Cornejo, Parisi y De Marchi al poder
Hay que decir que el formato resultó pobre, ya que más allá de cualquier calificativo, fue insuficiente para que redondearan ideas concretas. Eso los empujó a actuar como en Twitter: impulsivamente, abreviando cosas que merecían algún desarrollo para cobrar seriedad.
Vamos a los hechos: cómo fue.
En principio se pensó que iban a ser exposiciones sueltas e inconexas, pero hubo algún nivel de debate, aunque no estuvieron programados los cruces y respuestas, porque se dieron espontáneamente.
El primer bloque estuvo cargado de timidez. Apenas expusieron algo, no más que lo ya conocido que dicen en público en materia de seguridad.
El segundo espacio fue el asignado a los candidatos a la Vicegobernación. Allí se destacó el aplomo y la energía de un experimentado parlamentario y polemista como es Lucas Ilardo, del Frente Elegí, que se impuso a los nervios que demostró Hebe Casado, la única "no política" del panel, que tuvo que decirlo para justificar su situación de timidez. De todos modos, pudo dar su mensaje. El caso del intendente de Las Heras, Daniel Orozco, en un bloque sobre "institucionalidad", resultó toda una paradoja. Siempre quiso salir por la tangente con cualquier cosa. Hasta habló de que "hay que gobernar con una Biblia en la mano". Recibió acusaciones muy duras de parte de Ilardo y también del "verde" Emanuel Fugazzotto. De paso, hay que decir que este último se desenvolvió con soltura e hizo uso de las figuras de la refutación y acusación, buscando un debate que no se dio.
No se comprendió por qué no permitieron que la candidata a vicegobernadora del FIT, Noelia Barbeito, saliera en video, habida cuenta de que se tuvo que ausentar por razones de salud.
¿Por qué no estuvo Barbeito en el debate?
En cuanto a los candidatos a la gobernación, en el resto de las exposiciones subieron de tono y cambiaron la abulia del primer bloque.
Se pudo ver cómo todos actuaron contra Cornejo (Cambia Mendoza), a quienes acusaron de ser el "dueño" no solo de su gobierno, sino del actual. Inclusive De Marchi )LUM), que acompañó a Cornejo y Suarez a lo largo de 7 años y medio, y no se hizo cargo de lo que votó, dijo, acompañó y respaldó en ese tiempo. Pretendió haber nacido "ayer" a la política.
Fue esta situación la que les permitió explayarse con fuerza en contra de ambos, Cornejo y De Marchi, tanto a Omar Parisi (Elegí) -que mejoró su performance en la segunda mitad del debate- como a Mario Vadillo (PV), vehemente en todo momento y a Lautaro Jiménez, que sostuvo todo el tiempo un discurso propio y monolítico.
Resultó esperable que los candidatos con menos posibilidades de ganar dijeran cosas más fuertes, buscando calar más hondo en los espectadores. Pero no se comprendió cómo algunos que han gobernado hasta hace un par de meses junto a Cornejo, como es el caso de De Marchi, se enganchara en esa modalidad: prometer recursos para todos sin explicar de dónde sacarlos ni por qué no lo hizo hasta ahora.
Cornejo tuvo que resistirse a responder a las acusaciones que le llegaban desde todos lados e intentó esbozar un plan de evolución de lo hecho en su primer mandato y en la actual gestión de Rodolfo Suarez, pero el formato del Debate Obligatorio lo impidió.
Probablemente haya servido más para satisfacer a los teóricos del "discusionismo", pero solo los más masoquistas integrantes de la vida política pudieron resistir el evento de principio a fin. No hacía falta más show ni herramientas entretenidas, pero tampoco sirvió algo tan comprimido y controlado.