Cómo saber si Maradona existe, y Descartes
Carlos Varela Álvarez se sumerge en sus propias dudas sobre la existencia sobrenatural de Maradona para luego darse una oportunidad científica con Descartes.
El ocio cuarentelar me puso a pensar si podía elegir el segundo mejor gol que haya hecho Maradona. Claro el primero es uno solo; el que le hizo a Inglaterra en México 86, y por supuesto el de mano de Dios también lo gritamos igual, pero ese con el patético Var no pasa, o digamos mejor que aquellos dos goles son uno solo. Eso me llevó a otro lugar y es que nunca he visto personalmente a Maradona, sino que ha sido la pantalla el lugar donde lo he visto crecer.
Me dije, dado que hoy todo lo que quería está en la pantalla, esa es mi única realidad. Cuando salgo del encierro a la farmacia o panadería, la realidad es la misma, el vacío, el espacio, la desconfianza, la ausencia y Maradona no está.
Les pedí a algunos de mis amigos que me dijeran si habían visto a Maradona alguna vez. Víctor en Perú me respondió que sólo a Oblitas, Cachito Ramírez y Paolo Guerrero y me colgó porque estaba ensimismado degustando el último plato de su Negra. El otro Víctor, en Suecia, me dijo que tampoco, y es tan futbolero que está en cuarentena sólo, porque se le ocurrió responder a su pareja que le dijo que debía elegir entre Premier Ligue o ella, antes del Pandemia y eligió la Premier y se fue, y ahora ya no hay más Premier. Tremendo.
Les pregunté a Daniel y Pepe que viven en Madrid. Daniel me dijo que sólo vió la final Boca-River con sus hijos. Claro es gallina y yo bostero ¿cómo me recuerda eso ? Mi pregunta era otra. Pepe me dijo que vio desde la saeta rubia Distéfano hasta Ronaldo pero no a Maradona. Mis amigos de Buenos Aires tampoco lo han visto en persona. Aquí en Mendoza hay miembros de la Iglesia Maradoniana que me juran como Enoc que sí lo vieron, pero son testigos sospechosos como diría el profesor alemán Mittermaier.
Encontré un artículo sobre Descartes, el hombre de la duda, que decía que él se preguntaba "¿Qué es y que no es? luego de haber leído un libro de poemas que se llamaba "¿Qué camino seguiré en la vida?". El método de la duda cartesiana era esencialmente desconfiar de los sentidos: por ejemplo el caso de la vara en un vaso de agua que luce torcida, o los tallos de las flores que se abren en el agua y se cierran al sacarla del florero. Para arribar en definitiva a la geometría analítica (ligazón de ecuaciones, lenguaje y símbolos) Descartes pasó la prueba de fuego sospechando de sí mismo como ser hasta que descubrió con la razón que existía porque pensaba.
El desafío entonces para responder mi pregunta inicial era el mismo, ¿existe o no existe algo que parece tan obvio como Maradona? En la pantalla todo es posible, su vida y obra, sus problemas de adicciones, sus declaraciones, su prole numerosa, sus peleas, su infancia, sus partidos, etc, pero insisto no lo conozco, ¿porque acaso no puede ser como una de las tantas historias de Netflix o peor aún como en la Matrix donde somos parte de un programa?
He mirado sus jugadas, me han emocionado sus diabluras en la cancha, enojado su pedantería ante los micrófonos, leídas sus tragedias, sus idas y vueltas, su increíble vigencia en los medios de comunicación, a pesar que ya no juega más hace décadas, pero no puedo impactar con las manos, solo con el clic de la computadora o la magia del control remoto. Por tanto como todo ahora es virtual, ya nada se toca o se palpa o huele, resuelvo por tanto mi duda declarando que la realidad es un acto de fe más allá de toda razón. En ese acto de fe, de creer a toda costa y contra viento y marea, Maradona existe a pesar de Descartes, de la sospecha, porque si es una creación humana nos hizo muchas veces felices y si es sólo la unión de millones de puntitos en la pantalla el resultado es el mismo.
El relato epopéyico del "barrilete cósmico" de Victor Hugo no existiría sin aquel gol monumental. Eso fue la casualidad o también un acto de fe?. Sino hay respuestas y más preguntas el ocio es sólo vacío y silencio como la eternidad de la quietud. Lo de Maradona fue la excusa para un disparador. No vale acaso la pena preguntarse acerca de lo evidente. ¿Qué queremos ser en la vida? ¿Qué es o qué no es?
Es tiempo de las preguntas y respuestas esenciales. Ahora sí buscaré ese segundo mejor gol de una vez por todas. Sapere aude o lo que es lo mismo, atrévete a pensar (Kant dixit) dudando como Descartes.