Cambio climático

Por qué los insectos ya no se estrellan en tu parabrisas

"El estado en que se encuentran las mariposas es un indicador del estado general de los insectos. Incluyendo, por ejemplo, las especies que polinizan los cultivos de los que dependemos". Un informe europeo sobre el "apocalipsis de los insectos" o Armagedón.

Un "apocalipsis" se produce a fuego lento y afecta a los insectos, que aun en su multiplicidad, cada día tiene menos exponentes sobre la faz de la Tierra. Mucho hemos hablado del tema en Memo, citando investigaciones científicas internacionales: ya no ves a las luciérnagas (en algunos casos, han sido reintroducidas en la naturaleza en beneficio de los cultivos orgánicos, tal el caso de la bodega Alpamanta en Mendoza); las luces de las ciudades terminan engañando a los bichos que creían que era su pareja llamándolos a reproducirse, y se queman contra ellas; y ahora tampoco encontrarás, al viajar, muchos insectos que se te peguen al parabrisas.

Acusan a la contaminación lumínica por el "apocalipsis de los insectos"

Sobre este último tema, hay una investigación realizada en Cataluña y que pone énfasis en la situación europea, ante el cambio climático, realizada por Constantí Stefanescu. Es un biólogo que trabaja para el Plan de Seguimiento de Mariposas de Cataluña, y hoy ha venido a medir la densidad de insectos en el Parque Natural del Montseny, un bosque al norte de Barcelona, España, que fue declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1978.

Citado por el diario El Confidencial, señaló que "en los últimos 30 años hemos podido comprobar que el 70% de las especies de mariposas de Cataluña está en regresión". "El estado en que se encuentran las mariposas es un indicador del estado general de los insectos. Incluyendo, por ejemplo, las especies que polinizan los cultivos de los que dependemos", señaló el experto.

El Plan de Seguimiento de Mariposas de Cataluña es uno de los pocos programas europeos que evalúan sistemáticamente las poblaciones de insectos en momentos y espacios determinados. "En la comunidad científica, desde hace muchos años, tenemos la impresión de que el declive es enorme, pero la financiación para estudiar los insectos siempre ha sido escasa", admitió Axel Hochkirch, que dirige el Departamento de Invertebrados de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y es uno de los entomólogos más reconocidos del planeta (tanto es así que hace un par de meses se bautizó con su nombre una nueva especie de grillo descubierta en la isla de Creta, Grecia: Leptophyes axeli). 

"Hace cinco años, sin embargo, todo cambió", dijo Hochkirch. En octubre de 2017, la Sociedad Entomológica de Krefeld (Alemania) publicó un estudio que hizo saltar las alarmas en todo el mundo. Con acceso a datos poco comunes recogidos durante 27 años, los científicos pudieron determinar que en menos de 30 años en las reservas ecológicas germánicas se produjo una pérdida de biomasa de bichos voladores del 75%. En los meses de verano, cuando los invertebrados están más presentes, las cifras llegaban al 82%. La noticia se extendió rápidamente por todo el mundo, y los periódicos informaron de que estaba en marcha un apocalipsis de los insectos, o Armagedón.

Desde entonces, se han multiplicado los esfuerzos científicos para evaluar el alcance del problema. Las cifras no son nada alentadoras. "Los estudios más recientes de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza indican que 30 especies desaparecen diariamente de la faz de la Tierra", dice Horchkirch, que dirigió estas mismas investigaciones. También fue él quien dirigió los esfuerzos internacionales para crear una lista roja de invertebrados europeos sin precedentes. "Gracias a ese esfuerzo realizado entre investigadores de todo el continente, pudimos determinar que una cuarta parte de los insectos del continente está actualmente en peligro de extinción".

El edificio de bodega Alpamanta, un hormiguero productivo vinculado al entorno

Para Alain Klein, biólogo del Parque Natural de Our, una de las tres reservas ecológicas que existen en Luxemburgo, la expresión "apocalipsis de los insectos no es tan incorrecta". El pequeño Gran Ducado fue uno de los primeros países europeos en apresurarse a crear un plan de protección de los insectos, y Klein ha estado en este proyecto desde el primer día. "Hay una emergencia que no podemos ignorar, tenemos que empezar a abordar el tema ahora".

En el Centro de Investigación en Biodiversidad y Recursos Genéticos de la Universidad de Oporto, la entomóloga Sónia Ferreira habla de una carrera contrarreloj. "A medida que se revelan más datos, nos damos cuenta de que tenemos un enorme problema entre manos, aunque sea invisible para la mayoría de la gente. El mundo tal y como lo conocemos está en peligro. Sin los insectos, toda la cadena alimentaria del planeta está en juego".

El fenómeno, dice Ferreira, es visible a simple vista: "Si lo pensamos, hace unos años, cuando viajábamos unos cientos de kilómetros en coche en verano, había un momento en que necesitábamos parar en una estación de servicio para limpiar los cristales. Ahora hemos conseguido recorrer miles de kilómetros sin esa preocupación. Es hora de pararse a pensar en el miedo que da eso". En mayo de este año, un grupo de científicos británicos utilizó precisamente esta técnica para evaluar el declive. Comparando los datos de 2004 con los de 2021, los entomólogos del Kent Wildlife Trust pudieron determinar una pérdida del 65% de los insectos voladores que aparecen en las matrículas de los coches que circulan por Inglaterra. La misma técnica también había sido utilizada por biólogos daneses midiendo datos con 20 años de diferencia, en un estudio publicado en 2019: en un trayecto de 1,2 kilómetros por la campiña danesa, la reducción de bichos en las ventanillas de los coches fue del 80%. En un trayecto de 25 kilómetros, fue del 97%. La base de la cadena alimentaria del planeta está desapareciendo.

Lisa Reiss, bióloga de la Universidad de Tréveris, uno de los principales centros de investigación entomológica de Alemania, lo explicó así: "Estamos en un gran experimento global que no podemos reproducir y del que desconocemos el resultado. La humanidad no querrá saber cuál es el resultado de ese experimento".

El efecto mariposa

La extinción total de los insectos es un escenario poco probable. A Axel Hochkirch le preguntan a veces si serán las diminutas criaturas o los humanos los que desaparezcan primero, y el científico tiene pocas dudas: "Los humanos irán primero". Su argumento es sencillo: "Los invertebrados están aquí mucho antes que nosotros, y constituyen tres cuartas partes de las especies del planeta. Sería arrogante pensar que les sobreviviremos".

Pero hay otro punto en el que el científico insiste. Los insectos desempeñan funciones esenciales para la vida humana: los servicios del ecosistema. Un tercio de todos los alimentos que consumimos depende de la polinización, por ejemplo. Y si ese es el problema, las señales ya son de alarma. A finales de julio, los precios del aceite de girasol se habían disparado en todo el mundo debido a la guerra en Ucrania. En India, tercer consumidor mundial, los agricultores se encontraron con un problema: había que aumentar la producción nacional, pero las abejas se habían vuelto tan escasas en el sur del país, donde se encuentran las grandes plantaciones, que los girasoles simplemente no florecían.

Este verano, los agricultores del distrito de Tenkasi no tuvieron más remedio que polinizar las plantas a mano. Se trata de un proceso largo y complicado, en el que manos humanas recogen el polen de cada flor con un paño y lo frotan con otro. Para satisfacer la demanda, hay que contratar a trabajadores, lo que encarece los costes de producción, y no resuelven el problema tan rápidamente como los polinizadores.

En el sur de China, y especialmente en la provincia de Sichuan, la región de los grandes huertos de peras y manzanas, la cuestión es objeto de un intenso debate desde hace más de una década. En la actualidad, casi toda la polinización en la región se realiza manualmente, algo que los expertos consideran insostenible a medio plazo. De momento, la cuestión es asiática, pero la desaparición de los polinizadores en Europa también preocupa.

Guillem Mas conduce su Jeep por el Pirineo catalán hasta un prado a 1.600 metros de altura. "Compramos unos terrenos aquí para proteger las mariposas hormigueras, que están desapareciendo a una velocidad vertiginosa", dice el biólogo español de Paisatges Vius, una asociación que trabaja por la recuperación de hábitats en esta región. Habla de una especie de mariposa de montaña llamada Phengaris alcon. Un insecto de alas azules conocido por su peculiar ciclo vital, y también por ser un importante polinizador en los paisajes de altura.

Estas mariposas copulan en plantas específicas de los Pirineos, y es allí donde las hembras ponen sus huevos. Cuando la larva sale, se alimenta de las flores de estas plantas. En tres semanas desarrolla una forma y un olor similares a los de las larvas de hormiga. Entonces cae al suelo y es recogida y llevada a un hormiguero. Engañadas, las hormigas la llevan al nido, y durante 10 meses se alimenta de huevos de hormiga. A mediados de la primavera, comienza a formar una crisálida y no abandona el hormiguero hasta principios del verano. Terminá de ampliar este informe, con un clic quí.

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