Perspectivas

USuarez, Redrado y la esperanza por goteo

Visitó Mendoza el secretario de Asuntos Estratégicos de la Ciudad de Buenos Aires, un viejo conocido de la política, los medios y la economía, Martín Redrado. Algunos apuntes del encuentro.

Periodista y escritor, autor de una docena de libros de ensayo y literatura. En Twitter: @ConteGabriel

Un fenómeno que se está dando en la campaña electoral múltiple que vivimos en este 2023 es que resulta difícil identificar cuán distinto podrá ser el futuro gobierno del presente, que es muy malo y hasta sus protagonistas lo admiten, queriendo diferenciarse de sí mismos, aunque llevando como fórmula presidencial a dos ministros de la gestión: una reelección encubierta.

De tal modo que cualquier oportunidad de recibir medio dato que aporte algún indicio de esperanza es bien recibido; con desconfianza, pero bienvenido.

Esa puede ser una de las lecturas de la visita que hizo a Mendoza Martín Redrado, un economista que ha sabido transitar desde los temas duros de la gestión con diversos gobiernos e ideas hasta por los paneles de los talk shows televisivos, y que ahora se muestra como parte de los equipos de Horacio Rodríguez Larreta, de quien es funcionario de Asuntos Estratégicos, lo que Gustavo Beliz fue para Alberto Fernández, antes de huir del gabinete y refugiarse en el Vaticano.

Redrado llegó a Mendoza invitado por el intendente Ulpiano Suarez, quien se sumó con ello (y en forma temprana) a la discusión de asuntos que exceden a su rol de alcalde. Tras haber charlado sobre esto en un encuentro internacional del que participaran ambos en Estados Unidos, se concretó en el Hotel Sheraton, con presencias importantes del mundo empresario y político, aunque también de sus equipos en la gestión.

Varias lecturas posibles hay para hacer, pero tres centrales:

- La propia proyección a futuro de USuarez (para diferenciarlo de Rodolfo).

- El link con los equipos de Larreta en una Mendoza que parece volcada mayoritariamente hacia su contrincante interna, Patricia Bullrich.

- El insuflo de alguna cuota de esperanza a sectores de decisión, en medio del desalentador panorama nacional.

"Megaoportunidades"

Redrado empezó desde "lo mucho" hacia "lo posible", de tal modo que en su arranque, tras las valoraciones mutuas con el anfitrión, habló de "megaoportunidades" tanto para la Argentina como para Mendoza, esforzándose por colocar al mapa local en su análisis. Con su apuesta a lo grande, despertó el interés de que sería posible que haya otras posibilidades en un futuro gobierno, más que quedarnos hundido en el pozo actual.

Redrado terminó por coincidir en algo con Agustín Rossi, el jefe de Gabinete de Alberto Fernández, que en la noche anterior, incómodo ante las cámaras y las periodistas del canal TN, cruzado de brazos -y con aire de "me quiero ir", cual Hernán Lorenzino en su momento- dijo que la etapa que se iniciará apenas unos días antes del próximo año será diferente debido a condiciones macroenómicas, a la plata que habrá disponible debido a los ahorros que produciría el funcionamiento del gasoducto Néstor Kirchner.

Pues bien: Redrado no lo citó ni dijo coincidir, pero planteó algo parecido: que estamos en un "final de ciclo" y que ya no habrá condiciones generales para que el kirchnerismo repita sus propósitos.

Puede haber sido una apuesta política al azar, pero se nutrió de elementos de la realidad internacional para fertilizar una tierra de tal modo de que, en caso de que el cambio se produzca y gane su equipo, puedan cosecharse buenos frutos.

En ese sentido, Redrado les dijo a los empresarios y políticos mendocinos, que hay al menos tres grandes oportunidades en el mundo que un nuevo gobierno tendrá que saber aprovechar. (Valga el paréntesis para sospechar cuál es su intención y/o pretensión, ya que sostuvo que será posible todo esto si la Cancillería futura asume un rol activo. En ese punto, dentro del larretismo, estaría compitiendo con Alfonso Prat Gay).

En su alocución, el economista y estratega internacional de Larreta habló de: 

1. Transición energética. Se animó a tocar a la intocable Angela Merkel, evidenciando que "se equivocó" al intentar contener los delirios de Vladimir Putin aceptando que Rusia fuera su único proveedor de gas. Habló de ese ejemplo para advertir que los vínculos deben ser múltiples y variados, "nunca confiarse de un solo proveedor", metaforizó con ese caso que está llevando a Alemania a índices increíbles (para su realidad) de inflación, entre otros problemas. En lo concreto sostuvo que hay aquí una oportunidad de trabajar en proyectos energéticos y sostuvo que debe hacerse en forma asociada entre Estado y mundo privado.

2. Seguridad alimentaria. Reiteró algo que decía Mauricio Macri en 2015, en torno a una Argentina que funcione como "almacén del mundo". Con 400 millones de personas que necesitan alimentos, Argentina tiene que abrir mercados por dos cosas: obligación y negocios, dijo Redrado. En este punto, lanzó una serie de oportunidades que habría que aprovechar inteligentemente desde el sector industrial y productivo, en asocio entre Estado y empresas.

3. Nuevos regionalismos. "El mundo ve a América del Sur como proveedor de recursos naturales", dijo, en un retorno a la Argentina de principios del siglo pasado, pero que podría servir de catapulta para reinstalarnos como "algo" ante la difusa situación del país en la actualidad. En este punto, valoró inclusive para Mendoza que se trabaje en la eliminación de aranceles con nuevos acuerdos directos y ofreciendo la producción local con la ventaja de la contraestación con el demandante hemisferio norte.

A todo esto, agregó que el conflicto armado en Europa revitalizó la idea de una zona del mundo que termina siendo peligrosa y hasta con riesgo nuclear, frente a la "región de paz" relativa en la que vivimos aquí.

En definitiva, hubo intercambio, diálogo, resquemores, brazos cruzados y abiertos a escuchar más de parte de los presentes, en una acción que se puede encuadrar en "proselitismo con otros modales" o, de algún modo, una forma de empezar a hablar, aunque sea en borrador, de los temas que importan, en lugar de discutir al estilo TikTok, por la espuma y no por la sustancia.

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