Historia

Sarmiento, el gran masón

El expresidente fue masón, iniciándose en Chile a mediados del Siglo XIX. Los detalles de este Lado B de su vida, incluido un testimonio en primera persona.

Luciana Sabina

Sarmiento, como muchos próceres, fue masón. Se inició durante 1854 en Chile, en la Logia "Unión Fraternal" N°1 de Valparaíso. Poco tiempo después se trasladó a Buenos Aires y participó en la Logia "Unión del Plata" Nº 1 de la que fue su primer Orador (representante de la ley masónica).

En 1860, Roque Pérez -padre de la Masonería en Argentina- decidió buscar una solución a la fragmentada Patria. Así recibieron el Grado 33, máximo de la organización masónica, Domingo Faustino Sarmiento, Justo José de Urquiza, Bartolomé Mitre, Santiago Derqui y Juan Andrés Gelly y Obes. Para entonces el sanjuanino ya era grado 18, mientras que don Bartolo no tenía vínculo con el mundo masón.

En 1864, tras dejar el gobierno de San Juan, Sarmiento viajó a Norteamérica. Aprovechando esta situación, el Gran Oriente Argentino lo nombra -y él acepta- Plenipotenciario ante el Gran Oriente de los Estados Unidos, para celebrar un tratado de amistad.

Cómo era Mendoza en 1855, seis años antes del terremoto que la destruyó

Al llegar al país del Norte encontró un panorama desolador: Abraham Lincoln acababa de ser asesinado. Finalmente pudo ser recibido por Andrew Johnson que terminaría ocupando la presidencia. El nuevo mandatario vinculó a Sarmiento con la masonería norteamericana.

Regresando a nuestro país tuvo la noticia de haber resultado electo como presidente. Esta situación lo obligó a tomar una medida drástica con respecto a sus hermanos masones.

El 29 de septiembre de 1868, a días de asumir la presidencia, la masonería porteña le ofreció un banquete agasajo, un mo­mento que aprovechó para renunciar a ser miembro de la logia durante los años que duraría su mandato.

Gracias a una recopilación realizada por Alberto Palcos -entre otros-, se conserva el discurso que dio entonces y del que reproduciremos algunos pasajes:

HERMANOS:

(...) Llamado por el voto de los pueblos a desempeñar la primera magistratura de una República, que es por mayoría del culto católico, necesito tranquilizar a los timoratos que ven en nuestra institución una amenaza a las creencias religiosas.

Si la masonería ha sido instituida para destruir el culto católico, desde ahora declaro que yo no soy masón.

(...) El Presidente de la República Argentina debe ser, por la Constitución, católico, apostólico, romano, como el Rey de Inglaterra debe ser protestante, católico, anglicano.

Este requisito impone a ambos gobiernos sostener el culto respec­tivo y proceder legalmente para favorecerlo en todos sus legítimos objetos.

Este será mi deber; y lo llenaré cumplidamente.

Un hombre público no lleva al gobierno sus propias y privadas convicciones para hacerlas ley y regla de Estado.

(...) Hechas estas manifestaciones [enumeró las acciones posi­tivas de los masones, como haber enviado dinero a las víctimas del terremoto en Mendoza], para que no se crea que disimulo mis creencias, tengo el deber de anunciar a mis hermanos, que desde hoy en adelante, me considero desligado de toda práctica o sujeción a estas sociedades.

Llamado a desempeñar altas funciones públicas ningún reato personal ha de desviarme del cumplimiento de los deberes que me son impuestos; simple ciudadano, volveré un día a ayudarnos en vuestras filantrópicas tareas".

Una vez alejado de la presidencia volvió a ser un miembro activo de esta sociedad. El 18 de abril de 1882 se afilió a la Logia "Obediencia a la ley" Nº 13. De la misma eran parte José Hernández, Francisco E. Calle -hermano de Adolfo Calle-, el también mendocino Agustín E. Álvarez -hermano gemelo de Jacinto Álvarez- y Luis Piedrabuena, entre otros.

Sarmiento en 1884.

El 12 de mayo de 1882 Sarmiento asumió como Gran Maestre de la Masonería Argentina, en fórmula electoral con Leandro N. Alem. No cumplió los tres años que establece el cargo, por lo que fue reemplazado por el futuro radical.

Se dedicó entonces a volver realidad uno de sus grandes sueños: dotar al país de una Ley Nacional de Educación. Fue convocado por el presidente Roca y la base de dicha ley, conocida como 1420, se planificó tras las puertas del Templo Masón más importante de Argentina, erigiendo para tal fin la "Logia de Maestros".

Todo este tipo de información nos permite conocer el lado B de la historia y comprender mucho mejor aquellos sucesos que hacen parte de nuestras bases como Nación. 

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