La Navidad con barbijo, una discusión entre la política y lo sanitario
En España hay una nueva variante de Omicron, la BF.7, de más rápido contagio. Ante ello, la Nochebuena divide a la gente y los expertos: piden que sea con barbijos y la resistencia es militante.
En el transporte público español hay que usar barbijo, mascarillas como se llama aquí o mascaretas, en catalán. Es lo mismo. Su sola mención genera divisiones, como cualquier otra cosa (inclusive esta) en Argentina. Pero no ya solo entre expertos sino a nivel político. Mientras más a la izquierda del panorama político se ubique la persona (o el gobierno) más a favor parecen estar de su uso, "por protección colectiva", según alegan. Por derecha vienen en contra, "favor de la libertad y que cada quien decida sobre su salud y su cuerpo".
Hay en circulación una nueva variante del covid que, además, es una vuelta de rosca del Omicron. Se llama BF.7. Como el otro, llegó desde China, en donde no hay problemas de discusión: al gobierno comunista chino se le acata, no se le discute nada. De hecho, se difunden tímidamente casos de gente que se ha opuesto a sus medidas y de la que nunca más se supo sobre su existencia.
Con menos drama, la "grieta" del barbijo es más simpática aunque igual de polémica en Barcelona, por ejemplo. En sus líneas de metro hay gente que los usa y otra que no. Esta última aparece como rebelde y parece disfrutar del hecho, a pesar de que mensajes en tres idiomas recuerdan de su obligatoriedad. Por ahí, cuando sube el personal de seguridad los que rechazan la medida se guardan su libertad en el bolsillo por un rato: es muy engorroso ser arrestado por no taparse nariz y boca convenientemente. Y sucede.
El año pasado le ocurrió al escritor Martín Caparrós en plena entrevista en el programa "Tormenta de Ideas", por radio Nihuil. Hablaba desde el metro y se quitó el barbijo para que se le escuchara mejor. Lo abordó la seguridad y, al aire, se escuchó su discusión e intercambio, que incluyó insultos: se lo querían llevar por este hecho, absolutamente menor, pero que da pie a la exacerbación de todo el que quiera ejercer controles sobre los otros.
La división llega a todos lados. En el Festival de Nadal, en Plaza Catalunya, la mitad asiste con la cara semitapada, la otra no. En la despedida definitiva de los escenarios de Joan Manuel Serrat en el estadio Sant Jordi, casi nadie lo usó, y eso que todos son socialistas y estuvo la plana mayor del partido de toda España, incluyendo a Pedro Sánchez, dos gobernadores y decenas altísimos dirigentes, además de la alcaldesa Ada Colau. Como si entre camaradas no se contagiara...
Hoy en Barcelona "la grieta de la mascareta" llegó a las familias. Es que, por ejemplo, el diario La Vanguardia de este 24 (Nochevieja en toda España, Nochebuena para nosotros) titula, tomando partido: "Los expertos recomiendan la mascarilla durante las celebraciones navideñas". Ese diario cita a varios, pero uno en especial da sus argumentos: "Daniel López-Acuña insiste en que ahora son más que necesarias. Ante la explosión de contagios de virus respiratorios, 'una de las mejores medidas que podemos tomar es preservar la mascarilla e intensificar su uso en espacios mal ventilados'. 'Esto permitirá frenar el ritmo tan acelerado de contagios que tenemos, que nos ha llevado a duplicar la incidencia en términos respiratorios agudos'. El exdirectivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) cree que esta explosión de virus, que denomina tripledemia, se ha agudizado porque 'hemos dejado de usar la mascarilla en interiores, mientras que va disminuyendo la protección de la covid (tanto por infección como por las vacunas) y vamos muy despacio con la cuarta dosis (menos del 55% de los mayores de 60)'. A esto se suma, que 'aún hay 15 millones de españoles que no tienen ni la tercera dosis de la vacuna'".
El nuevo covid BF.7 es ultracontagioso, pero muchísimo más leve. Se parece más a un resfrío común que a una gripe. Y más allá de las discusiones políticas sobre si acatar o rebelarse, es a los empleadores a quienes más les preocupa el tema: en la última semana se pidieron solo en Cataluña 52 mil licencias por enfermedad, por lo que la nueva versión parece afectar más a las cuentas de las empresas que a la gente.
Pero en la Navidad, ¿brindis con o sin barbijo? La discusión llegó, muy sobre la hora, pero se instaló con fuerza.