Justicia de Familia

Nadie es responsable del daño que la burocracia le puede causar a un niño

Cuando los conflictos entre adultos no se resuelven rápido, los niños son los más afectados. Todos lo saben, pero nadie se hace cargo.

Bibiana Gómez preside la organización Justicia por los Niños, Niñas y Adolescentes, que busca volver a reunir a los chicos que sufren el hecho de que alguno de sus padres tenga un impedimento de contacto judicializado y el tiempo pase sin que se termine de resolver. Tienen 15 casos presentados en la Corte mendocina y a varios jueces, fiscales y funcionarios del ETI denunciados por las trabas que impiden que el conflicto se resuelva.

Si bien en algunos casos la medida responde a una sospecha de violencia por parte de alguno de los progenitores, en la mayoría, los niños son víctimas de una guerra de denuncias poco probadas entre los adultos en distintos juicios contenciosos.

La justicia de Familia es la más requerida y la más lenta

A los hijos de Bibiana les prohibieron ver a su madre hace 7 años. Es tanto tiempo, que tuvo que esperar 5 años a que el mayor cumpliera los 18 años para volver a verlo cuando él, por su cuenta, decidió ir a vivir con ella. Todavía le quedan dos hijos a los que la justicia dejó sin madre, abuelos, tíos, primos, por medidas que deberían ser preventivas pero se convierten en eternas sólo por la inacción de la burocracia.

Las fallas son tantas y tan groseras que, por ejemplo, un organismo administrativo como el ETI, que debe ocuparse de proteger los derechos de los niños, funciona como un aparato parajudicial: "El ETI a veces resuelve la medida y, cuando la otra parte no tiene defensa, porque no sabe ni cómo hacerla, la medida sigue sin necesidad de recurrir a un juez", precisó Bibiana.

La necesidad de tener "perspectiva de infancia" en la Justicia de Familia

"Los chicos van y vienen, y son constantemente manoseados por el sistema porque para cada denuncia se arma un expediente y entonces el chico queda en medio del ETI, los juzgados y sin alguno de sus padres", añadió.

"Si un juez toma una medida que afecta el chico después se olvida, no se hace un seguimiento serio para ver si la situación cambió. Sólo hablan con el niño una vez y con eso basta, y muchas veces al niño se lo escucha a los meses de haber tomado la medida. Por eso nosotros presentamos un proyecto donde pedimos que, si el sistema judicial no puede hacer el seguimiento, que lo haga el sistema de salud, porque, además cuando un juez toma una decisión que puede dejar severos traumas en el niño, nunca es responsable, no es como el médico que si te atiende mal lo denuncias por mala praxis. Alguien tiene que hacerse cargo porque separar a un niño de su centro de vida, de alguno de sus padres (y todos los parientes de esa rama), no es gratuito", remarcó, y agregó que "yo he visto como muchas veces diferentes organismos se pasan la bola entre sí y se quejan de 'porqué me mandan este caso a mí que no me corresponde', y eso es porque hay personas que no dimensionan la gravedad de incumplir con el deber que tienen, de no ejercer bien su función. Nosotros por ejemplo vemos docentes que ni siquiera conocen los Derechos del Niño, ahora se les está dando capacitación, pero es algo que deberían conocer como la Constitución, y entonces tampoco saben cómo actuar cuando tienen un chico judicializado. Toman postura a favor de uno u otro padre dependiendo de quién lleve primero la denuncia, y la escuela no debería tomar parte en el asunto sino preocuparse porque ese chico tenga un espacio para expresarse, al menos, en la escuela".

Todo el aparato burocrático paralelo a la justicia de Familia, tampoco puede acelerar los tiempos

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