Por qué el Banco de Inglaterra tuvo que recular e intervenir
El banco central inglés da un giro de 180 grados en pleno ajuste cuantitativo (QT). Busca calmar al mercado con compras ilimitadas pero de carácter temporal. Los rendimientos de los 'gilts' a 10 y a 30 años han bajado con fuerza.
Tras el tibio comunicado de este lunes una vez el mercado pedía al Banco de Inglaterra (BoE) actuar dada cuenta del desplome de la libra, el organismo ha protagonizado este miércoles un importante 'volantazo' al anunciar que, con carácter de emergencia y buscando calmar al mercado, realizará de forma temporal las compras de gilts (bonos soberanos del Reino Unido) de larga duración que sean necesarias, retrasando asimismo las ventas planificadas de deuda. Pega de este modo el banco central un giro de 180 grados en el proceso de ajuste cuantitativo (QT) decidido hace meses en el marco del endurecimiento que vienen protagonizando la mayor parte de institutos monetarios del mundo, según informó en Madrid el diario El Economista.
"En consonancia con su objetivo de estabilidad financiera, el Banco de Inglaterra está dispuesto a restablecer el funcionamiento del mercado y a reducir cualquier riesgo de contagio de las condiciones de crédito para los hogares y las empresas del Reino Unido. Para ello, el banco llevará a cabo compras temporales de deuda pública británica a largo plazo a partir de este 28 de septiembre", señala el comunicado del BoE.
Según explican en la nota los funcionarios del BoE, estas compras estarán estrictamente limitadas en el tiempo. "Su objetivo es abordar un problema específico en el mercado de bonos del Estado a largo plazo. Las subastas tendrán lugar desde hoy hasta el 14 de octubre. Las compras se retirarán de forma fluida y ordenada una vez que se considere que los riesgos para el funcionamiento del mercado han disminuido", aclaran.
"El objetivo de estas compras será restablecer unas condiciones de mercado ordenadas", señala también el escrito. "Las compras se llevarán a cabo a cualquier escala que sea necesaria para lograr este resultado", refiere, empleando un lenguaje propio de la época de estímulos (quantitative easing) de la que se viene. A algunos analistas, este tono les ha llegado a recordar al whatever it takes de Mario Draghi al frente del BCE en 2012.
El BoE ya había dejado de reinvertir los bonos que vencían y planeaba ventas activas para el cuarto trimestre. El pasado jueves, el Comité de Política Monetaria del BoE votó por unanimidad para reducir sus 838.000 millones de libras de gilts en 80.000 millones de libras durante los próximos 12 meses, en línea con los planes anunciados el mes pasado.
"El BoE anuncia la compra temporal e ilimitada de bonos soberanos británicos a largo plazo desde hoy hasta el 14 de octubre para estabilizar los mercados financieros. Aunque mantiene el objetivo a 12 meses de reducir su balance de bonos soberanos en 80.000 millones de libras (9,5% del total, hasta 758.000 millones), retrasa el inicio de las operaciones de venta previstas la semana que viene hasta el 31 de octubre", explican desde el Departamento de Análisis de Bankinter.
"Esto es esencialmente un ejercicio de control de la curva de rendimiento en su extremo corto", valora Geoffrey Yu, analista de Bank of New York Mellon. "Si calman la volatilidad de la renta fija, esto puede ayudar a calmar también las divisas".
La noticia se ha notado enseguida en los rendimientos de los bonos. El rendimiento de los gilts a 30 años se ha desplomado del 5,11% -el nivel más alto desde 1998- hasta el 4,29%. El gilt a 10 años ha pasado en minutos del 4,6% al 4,14%. Antes de que el domingo el canciller Kwasi Kwartang asustase al mercado prometiendo más recortes de impuestos, el rendimiento de la nota a 10 años era del 3,8%.
En lo que respecta a la libra, la noticia ha disparado por segundos a la divisa, que ha vuelto a los 1,08 dólares. Sin embargo, enseguida ha bajado de los 1,06 que marcaba esta mañana, tras el descenso propiciado por las duras e inusuales críticas del FMI a las políticas fiscales del Ejecutivo británico. Esta dura reprimenda del organismo se sumaba a otras críticas desde importantes estamentos, algunos de EEUU, y dejaba traslucir la delicada situación.
El Ejecutivo de Liz Truss parece determinado a seguir con sus recortes de impuestos, lo que pone en un brete cada vez mayor al BoE. Sin embargo, en las filas conservadoras crece la preocupación y se están viendo movimientos algo desesperados, como las reuniones de Kwarteng con importantes bancos y financieros pidiendo que no apuesten contra la libra. La situación ha llegado al punto de que algunos bancos se han echado atrás al ofertar hipotecas.