Entrevista

De dónde viene, qué piensa y hacia dónde quiere ir la radical que integra la línea de sucesión

Natacha Eisenchlas milita en el radicalismo desde la secundaria y ahora es la tercera en la línea de sucesión. Quiere que se la recuerde por su trabajo y no por ser mujer.

La presidenta provisional del Senado, Natacha Eisenchlas, debe ser la radical, radical, más radical de Mendoza. Empezó a militar en el secundario, cuando Raúl Alfonsín se convirtió en presidente y, desde entonces, no se apartó de la política.

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Hoy, Eisenchlas ocupa el tercer cargo en la línea de mando por debajo del gobernador Rodolfo Suarez y el vicegobernador Mario Abed y, aunque asegura que no está en sus planes ser gobernadora, en algún momento le puede tocar ejercer el cargo esporádicamente como ha ocurrido con otros presidentes provisionales del Senado.

- Es la tercera en la línea de mando, ¿espera el momento de poder ser "gobernadora" de Mendoza?

- No sería gobernadora, sino una senadora en ejercicio del Ejecutivo, pero ya me alcanza y me da orgullo tener este trabajo.

- En una nota dijo que todavía era necesaria la ley de cupo femenino, ¿cree que los mendocinos no votarían a una mujer como gobernadora?

- Creo que ojalá llegáramos a un momento donde no sea necesaria una ley que garantice la igualdad de oportunidades en cualquier ámbito, y también en el político, pero no creo que sea porque no la votarían, sino porque es difícil para cualquier mujer llegar a espacios de conducción. Todavía hay un resabio machista, una cultura donde las mujeres tenemos que demostrar mucho más que los hombres en ciertos ámbitos.

- "Has recorrido un largo camino muchacha", como dice el dicho. ¿Cuál fue la etapa más difícil en ese recorrido?

- Creo que la del 2001. Tuve la suerte de trabajar en lugares relacionados con las políticas públicas, que es lo que estudié, y en 2001 yo era directora de prensa con Raúl Vicchi (intendente de Capital) y era muy difícil con la situación económica. La gente estaba muy alejada de la política y a nivel municipal, al ser la primera línea de la trinchera, se sentía mucho.

En lo personal, en una época era directora de Participación Comunitaria en el Ministerio de Seguridad y era un lugar de estar con la gente cuando eran víctimas de delitos. Yo tenía mi hija chica, de 4 años, y no tenía dónde dejarla, y la llevaba conmigo. Mucha gente, incluso mujeres, me trataban de irresponsable por eso, y esa agresión me resultaba muy difícil de entender y eso tiene que ver con la cultura machista de que la mujer tiene que estar en su casa. Esa tensión entre la maternidad y el trabajo en ese momento se me hizo muy difícil.

- ¿Qué piensa de las críticas que se le hacen a los que siempre tuvieron algún cargo en el Estado y nunca trabajaron en el sector privado? Hoy es mal visto eso, les dicen "CUIL virgen"... 

- Yo lo he pensado mucho y creo que las generalizaciones son muy injustas, que hay gente que ha trabajado mucho en el Estado y otra que no. Por supuesto que en el Estado hay diferencia porque al ser empleados públicos, nos debemos a la gente. Pero creo que hay de todo y que no son justas las generalizaciones.

Si dividimos los empleados públicos de los funcionarios, los funcionarios tenemos fecha de vencimiento, pero el empleado público tiene estabilidad para no ser presa de los vaivenes políticos. Pero también hay algunos funcionarios que han sido removidos, como por ejemplo el jefe de Policías (Roberto Munives), que es un ejemplo que se me ocurre ahora, o un ministro que había tenido un problema con la justicia. Hay que ver caso por caso, pero también es cierto que hay gobernadores o intendentes que han hecho malas gestiones y la gente no los vuelve a votar.

Eisenchlas y Juan Carlos Jaliff, el anterior presidente provisional del Senado.

- ¿Cuál es el próximo paso en su carrera política? ¿Se anima a la gobernación?

-Con toda honestidad, nunca me planteé mi trabajo como una carrera porque es como si estuviera compitiendo y siempre he estado trabajando mucho. No me planteé "quiero ser tal cosa". Ahora quiero desempeñar este rol de la mejor manera posible y cuando se termine, que se me reconozca por la labor que hice y no por ser mujer.

La gobernación ni se me cruza por la cabeza, me parece que esas cosas no, porque la política no depende de uno, hay muchos factores, pero la verdad es que ni se me cruza por la cabeza.

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