Las alegorías del 'buen Pastor,' ¿o el 'pastor mentiroso'?
Sergio Gómez, autor de esta nota, es dirigente del Partido Demócrata y fue concejal de Luján de Cuyo. Analiza el caso del pastor Héctor Bonarrico.
Una novela. Así definiría yo lo sucedido esta semana en Mendoza.
Un convenio entre una ONG y el gobierno de Mendoza ha reavivado viejas peleas y heridas políticas, ha profundizado la grieta ideológica y ha dejado entrever que a pocos les importa saber la verdad, y más bien sólo quieren rédito político.
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Algún distraído (o mal intencionado) podría pensar que funcionarios cercanos al gobernador y en su representación, firmarían un "acuerdo político - financiero" con un señor que a su vez representa a miles de personas en ese acto, publicandolo en el Boletín Oficial dónde otros miles de empoderados mendocinos están ávidos de saber de los actos de gobierno.
Eso constituirÍa una verdadera torpeza. Y no la hubo. Acá existió un personaje que cuando leyó el alcance y contenido de lo firmado, y analizando que no podía hacer uso y abuso del subsidio y que debía cumplir con la normativa legal vigente, salió a embadurnar el convenio alegando incumplimientos políticos (partidarios). Es decir, dejó de hablar de herramientas para trabajar una política pública y pasó a vociferar de politiquería micrófono mediante.
A ese señor solo le importó no poder contar con la tutuca, la biyuya, la tarasca, en fin, con la platita.
Sabido es que la política bien utilizada trae desarrollo, bienestar, libertad y también trae progreso. Pero en manos de inescrupulosos que practican la doble borocotizacion, el contraespionaje, los saltabancas (palabra inexistente, pero que ilustra), causa daños, trae dudas, genera desconfianza, aleja a la sociedad.
Todo lo que materializa en ámbitos del arte de posible, la política, y se descompensa debe arreglarse allí mismo. Se corrige invitando a personas de bien que les interese el bien común, que vean en la política la posibilidad de ayudar a mejorar la vida de las ciudadanas y los ciudadanos. Impartiendo reglas claras de participación ciudadana. Extremando las medidas que permitan incorporar a personas honradas y con buenos antecedentes y no con prontuarios.
Aseveró que con la ley de ficha limpia hay gente que jamás podría haber sido parte de la actividad legislativa.
El resto se trata de componendas, de usos y costumbres, de la búsqueda de consensos en el juego de la política, que permitan y ofrezcan información pública sin importar si sale del oficialismo o de la oposición, sin carga ideológica, sino con la verdad en los actos públicos de los políticos y que demandan transparencia. Luego de eso, sólo dejar actuar a la Justicia.
En esta novela menduca no fallaron los organismos de control, no se equivocó ningún Ministro, tampoco hay insensatez en los representantes del pueblo que piden explicaciones. Acá la pifia fue de la política que permitió que participe un señor que come dios pero...le salen diablos, que podría ser el gran Pastor, pero se lo fagocitó el personaje.
Lo lamentable, la gente y sus necesidades