La falta de confianza en quienes nos dirigen
Escribe el presidente de la Unión Comercial e Industrial de Mendoza.
La población argentina es de 47.327.407 personas, de acuerdo con los resultados provisorios del Censo 2022 difundido por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). El 47,05% de ese número son varones y el 52,83% mujeres, mientras el 0,12% no fue asociado a ninguno de esos dos sexos.
Como pocas veces se ha visto anteriormente, este censo fue resistido por parte de la ciudadanía que si bien respondió (quienes tuvieron la posibilidad de ser visitados por un censista), lo hizo con desconfianza.
Una herramienta que en cualquier otro país sirve para cuantificar y caracterizar las viviendas, los hogares y la población del país y conocer las principales características demográficas y socioeconómicas de todas las personas que residen en el territorio nacional y sus condiciones habitacionales, en el nuestro sirvió para generar un nuevo debate.
Muchos ciudadanos se preguntaron ¿por qué tengo que brindar mis datos a un estado que no me genera confianza? Si se trata del mismo estado que hoy no me está brindando los servicios de manera apropiada, ¿por qué debo confiar que hará un buen uso de los mismos o podrá proyectar políticas públicas adecuadas? Si se trata del mismo estado que hoy no puede mantener un mínimo orden hacia adentro (falta de acuerdo en temas cruciales) ni hacia afuera (política económica, de seguridad, sanitaria o educativa).
Y muchos sospecharon que declarar temas laborales o de propiedades podría generar más persecución fiscal que la ya existente.
En otro contexto estas dudas serían vistas solo como fantasmas de gente poco preparada, pero en realidad, en el difícil momento que atraviesa el país, no parecen descabelladas, porque la ciudadanía se siente en cierta manera "atacada" por una clase política, que dirige un estado de manera incompetente y que actúa erráticamente y alejada de los verdaderos problemas de la gente.
Nuestro miedo a seguir cayendo, a seguir desmejorando nuestro nivel de vida y hasta de perder nuestros bienes (tras una pandemia y cuarentena que reconocemos, nos han dejado sin sentido de la orientación) nos hace ver amenazas en todos lados.
Los políticos (oficialismo y oposición) lamentablemente, mucho han contribuido a este estado de situación, prometiendo cosas que nunca cumplieron, en algunos casos, mintiendo descaradamente, llegando a lugares de poder solo con la intención de perpetuarse allí y sin ninguna aparente intención de solucionar los problemas de quienes sostienen al estado.
Los índices de inflación, la caída del consumo, la casi nula iniciativa privada, muestran una economía que, si bien llegó a niveles pre pandemia, en algunos casos, está muy lejos de crecer y prometer mejoras en la oferta laboral y la generación de riquezas.
No confiamos en nuestros políticos porque en lugar de ponerse al frente de la crisis, buscando posibles salidas, solo proyectan la forma de alcanzar el poder para salvarse.Sabemos que los resultados de este análisis de la población argentina estarán listos en varios meses y que proveerán una fotografía de lo que hoy somos: un país empobrecido, con jóvenes y niños viviendo en condiciones indignas, sin la educación que se merecen, con adultos sin acceso al trabajo o con una precariedad insoportable y viviendo en viviendas que no alcanzan los estándares esperados.
Es importante tener datos de quienes somos, pero muchísimo más importante es generar condiciones apropiadas y sobre todo, con hechos concretos, brindar esperanzas de un futuro más próspero, que hoy no alcanzamos a ver.
Daniel Ariosto
Presidente de UCIM