La Biblia y el calefón

Escribe el dirigente radical Fernando Armagnague, a partir de actitudes de Juntos por el Cambio que no comparte.

Fernando Armagnague

Como radical a secas no puedo dejar de manifestar mi asombro sobre las conductas asumidas por legisladores nacionales y por dirigentes de Juntos por el Cambio que, lamentablemente, se han sucedido después del triunfo sobre el partido del Gobierno en las últimas elecciones.

Brevemente, los hechos son los siguientes a saber: 

1) una diputada nacional que rompió el bloque junto con Rodrigo de Laredo y otros de la U.C.R. se fue de viaje de vacaciones al exterior, cuando su deber era estar en la banca, honrando el mandato de sus electores; 

2) Una senadora nacional riojana que ingresó por un acuerdo entre distintos partidos que integran la Alianza dio quórum (es la cantidad de legisladores que se deben encontrarse en el recinto para dar inicio a la sesión) cuando se trataba el nuevo régimen del impuesto sobre bienes personales. Según noticias periodísticas, la sesión habría comenzado con retraso. La protesta no se suple con un amparo, judicializando una cuestión legislativa que no corresponde que la resuelva el Poder Judicial; 

3) A pesar que la conducción nacional de la Alianza se pronunció en contra, los legisladores de la Alianza de la provincia de Buenos Aires desoyendo la orientación oficial, votaron con el Frente de Todos en la re-reelección de los Intendentes en una clara desobediencia que sólo beneficia al kirchnerismo, muchos de los cuales provienen desde 1983. Son las oligarquías gobernantes en un feroz acuerdo, repartiéndose medievalmente el territorio de la provincia más importante de nuestro país. Los bonaerenses se habituarán a elegir a sus propios "mandamás"; 

4) La patraña que pretendió realizar el ex ministro de Trabajo de María Eugenia Vidal, no solo merece el repudio de aquellos que estamos comprometidos con la búsqueda de la Justicia Social, sino que pretendió eliminar a los sindicatos que, nos guste o no, los mismos se encuentran establecidos en el art. 14 bis conquista social lograda por la U.C.R., en la Convención Constituyente de 1957. A ello debe agregarse que esta concepción retrógrada se prolonga con los mismos que quieren derogar el derecho a la indemnización por despidos sin causa, también consagrada en el texto constitucional.

Llama la atención que la conducción oficial de la UCR no ha dicho nada sobre estos tristes y lamentables hechos que no sólo agravan el descreimiento de la ciudadanía en la política ya manifestada con profundidad en los recientes comicios, sino que hacen el "caldo gordo" a los predicadores del "oro falso" que descreen en la democracia como los Milei, Esper y otros.

Sorprende que el Comité Nacional de la U.C.R., recientemente constituido no ha repudiado enérgicamente estas desviaciones e irresponsabilidades que, como han sido consentidas, seguirán repitiéndose en el tiempo.

Por último, frente a una sociedad que se debate en la desesperanza, en la pobreza de casi del cincuenta por ciento, en la desocupación creciente, en la caída abrupta del salario real y la corrupción que se ve favorecida por sectores de la Justicia y que tampoco se les ha promovido el enjuiciamiento político para determinar su responsabilidad que les corresponde.

Parece mentira que en la galería de los cambalaches se encuentre la Biblia junto al calefón.

Juan Fernando Armagnague

Convencional UCR 

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