Estudian desde la cárcel, hicieron un video de DDHH y quieren hacérselo llegar a L-Gante
Son alumnos del CEBJA 3-218, ubicado en la cárcel de Almafuerte. Junto a sus profesores, se anotaron en el Parlamento Juvenil del Mercosur y de ellos quedó una seleccionado para la instancia nacional. Sería el primer parlamentario privado de su libertad de tránsito. Sus historias de superación y cómo es vivir en contexto de encierro.
Aunque sean, lamentablemente, las que menos trascienden, en las cárceles también pasan cosas buenas y que merecen ser contadas. Un ejemplo de ello proviene por estos días de Almafuerte -en Cacheuta, Luján de Cuyo- en donde un grupo de personas privadas de su libertad que estudian en la escuela CEBJA 3-218 DGE que allí funciona, hicieron un video titulado "El rap de los derechos".
Se trata de un trabajo que los alumnos del establecimiento, dirigido por Viviana Tolín, realizaron para presentar en un parlamento en el que participaron escuelas secundarias de toda Mendoza (específicamente de los CEBJA y CENS). Allí, en la votación de parlamentarios provinciales para representar a Mendoza a nivel nacional, Heber Rodríguez, que es justamente uno de los estudiantes de Almafuerte, quedó segundo a nivel provincial.
"Heber, vas a representar en Argentina al contexto de encierro. Votaron los adolescentes (estudiantes también) y las autoridades. Vos recibiste el 22% de los votos y 23% el primero así que estuviste muy cerca. Quedaste segundo a nivel provincial y ahora se va a la instancia nacional", le cuenta Florencia García, la profe, a Heber, el alumno que escribió junto a sus compañeros y profesores el discurso ganador.
La noticia se la dan, precisamente, en el momento en el que Memo está en Almafuerte con la intención de entrevistar a los chicos. La intención, decimos, queda en los anaqueles de las estructuras profesionales porque todo termina en un encuentro amistoso en el que alumnos, profesores y periodista intercambiamos una agradable mañana charlando y hasta filosofando de la vida.
Reflexionando mucho sobre cometer errores, darse cuenta de que eso no estuvo bien y tener la capacidad de mirar hacia adelante desde otro lugar. Uno de crecimiento y aprendizaje y con un objetivo final que es, tal vez con distintos vocablos y pinceles de diversos colores, ser parte de la sociedad. O bueno, para decirlo con las palabras correctas; la (ansiada y necesaria) reinserción social.
Volviendo a esa charla entre rejas, un dato muy importante también es que de los -en total- cuatro estudiantes de Mendoza que fueron elegidos, todos participarán en el Parlamento Nacional "y uno de ellos es de Almafuerte. Entendemos que sería el primer parlamentario privado de la libertad de tránsito", cuenta Fernando Carrizo, otro de orgullosos profes de los pibes que están felices.
Se trata del Parlamento Juvenil del Mercosur. "Es un debate que se realiza en todo el país, a nivel provincial primero y nacional después. Se tocan temas como derechos humanos, violencia de género, inserción laboral, medios de comunicación, etc. De todas esas temáticas cada grupo, de cada escuela, tiene que elegir una y preparar un discurso, propuestas y material audiovisual para presentar en el debate nacional", contextualizan.
Y siguen: "Fue todo virtual este año. Ellos no pudieron participar porque no les coincidió con horario de escuela para conectarse pero los profes los grabamos. Hablaron de Derechos Humanos (DDHH), derecho a la comunicación y libertad de expresión. Sobre eso trata justamente el video, porque adentro de la cárcel están vulnerados muchos derechos. Pero, en realidad, técnicamente el único derecho que se pierde es el de la libertad de tránsito, los demás deben tenerlos todos".
Heber, Matías, Maximiliano, Brian y Carlos (José Luis, Jesús y Alejandro participaron también del video pero no pudieron estar en la nota) están en ese momento para contestar nuestras preguntas, contar cómo hicieron el trabajo y qué sintieron, relatar cómo es estar preso, qué sienten a la noche cuando se van a dormir, cómo viven la discriminación de quienes están ‘libres', hacer chistes (infaltable) y reflexionar sobre lo que les gustaría hacer cuando ya no estén más privados de su libertad.
En una de las aulas de la escuela de Almafuerte hacemos un círculo y el grabador periodístico va de un lado para otro mientras la conversación grupal fluye y se retroalimenta. La primera pregunta que esta cronista tiene para hacer es cómo se sintieron al hacer el video y cuál fue su experiencia.
"Mi nombre es Matías, tengo 23 años y me sentí nervioso. Pero aprendí algo y estuvo bueno lo que hicimos con el grupo de compañeros, por lo menos aprendí algo. Obvio que me gustó hacerlo, nunca he salido en un video. Cuando lo vi me dio risa pero porque me divertí al hacerlo, lo pasamos bien", comienza Mati.
Sigue Maximiliano, de 21 años: "Me sentí bien porque tenemos un grupo en el que nos llevamos bien y nos gusta aprender. Trabajamos un tema importante y eso es lo que más nos motivó a hacerlo bien".
"Mi nombre es Brian y tengo 24 años. Fue una experiencia linda. Nos gustó, me sentí cómodo", resume otro de los estudiantes.
-¿Por qué eligieron esta temática para trabajar, derechos humanos y libertad de expresión?
-Maximiliano: Porque es algo a lo que en el contexto de encierro no se le da mucha importancia; los derechos. Nosotros creo que con lo que hicimos mostramos que pensamos igual que todo el mundo. Por más que estemos privados de nuestra libertad de tránsito, no estamos privados de nuestra libertad de expresión. Gracias a Dios entendimos lo que son los derechos.
-¿Cómo es venir a la escuela y la convivencia entre ustedes, fuera del establecimiento educativo?
-Heber: La experiencia de venir a la escuela me hace acordar a la niñez, en el trayecto que camino para llegar hasta el lugar donde está la escuela vengo pensando. A veces me lamento, obviamente, porque pienso que tendría que haber escuchado a mi mamá cuando me decía "Estudiá, hijo, estudiá que te va a hacer bien". Lo tengo en la consciencia.
A veces por no leer, por no tener comprensión lectora, hacía cosas que no eran debidas. Venir a la escuela me ayuda a proseguir, a avanzar y me va a servir todo. A pesar de que hay cosas que yo ya he visto del programa de educación, recuerdo cada vez más, tengo más memoria y conocimiento. Me gusta porque te saca del entorno carcelario, estás enfocado en el estudio. Me siento más maduro.
-¿Considerás que te brinda herramientas que te pueden servir para el futuro?
-Heber: Sí, porque es la base para un trabajo. Cada trabajo, por mínimo que sea, requiere secundario completo y ser responsable. Te da todo la educación; respeto, unión y es necesario para cada ser humano, tanto los grandes como los chicos.
-Maximiliano: Venimos la tercera semana del mes a la escuela. Una semana por mes. A mí me gusta porque sé que es algo para un futuro. No es algo que haga porque esté aburrido si no porque me va servir para más adelante.
Fuera de acá con los chicos nos llevamos bien también, trabajamos en conjunto y nos reímos. Si hay algo que no nos gusta, lo hablamos en el momento. Al igual que cuando le tenemos que expresar alguna cosa que nos incomoda a los profes, lo hacemos. Gracias a Dios tenemos un lindo grupo de trabajo y eso me pone contento.
Heber:...quería aportar que estaría bueno que pudiéramos venir más días a la escuela...
El profesor Carrizo, que es comunicador y fotógrafo de profesión y trabaja hace años en Almafuerte, les explica que el problema es que "no se pueden mezclar los módulos (divisiones carcelarias internas) porque están segmentados. Y con el tema pandemia más difícil aún. Son dos limitaciones que hay: el perfil (según los hechos delictivos cometidos) y la pandemia. Así que estamos pudiendo dar clase sólo una semana al mes", les y nos comenta al mismo tiempo Fernando.
Heber, buscando una solución e insistiendo en su idea (o más bien necesidad), remarca: "Estaría bueno venir todos los días a la escuela porque estudiar nos da una ayuda para una posible salida transitoria. Esto nos posibilitará reinsertarnos en la sociedad, si nosotros tenemos una adaptación con educadores, profesores, nos va a ayudar para salir".
Entre todos, reconstruyendo y apoyando la iniciativa de su compañero, suman: "Sí, el estudio, los talleres, que son de autogestión, todo eso nos ayuda a irnos a la casa antes. Queremos aprender, progresar y poder empezar de nuevo".
Las actividades solidarias y el esmero por cambiar la mirada 'de afuera'
Las preguntas quedan un ratito de lado y ellos empiezan a contarnos cosas. Relatan, por ejemplo, que hacen donaciones a comedores y para distintas instituciones en eventos especiales como el día del niño o el día de la madre.
"Al hospital Notti mandamos peluches, que fabricamos nosotros. Para el día del niño también hicimos corazones, guitarras, cuadros, una bandera tipo pasacalle para escribirles un saludo por su día. Hubo bandas de música en ese festejo -nos contaron- y una peña folclórica en el día de la madre que también mandamos regalos, unos azucareros re lindos", describe Maxi.
Jesús Mansilla, que fue de los dos que no pudo estar en la entrevista, es quien colabora con el referente del grupo. A ellos llega, vía mail generalmente, toda esa info y son quienes se encargan de mostrársela a todos: "Creo que sería bueno que los medios de comunicación muestren más esas actividades que hacemos también aquí. Es muy emocionante ver a los niños jugar con lo que nosotros hacemos. Sabíamos que íbamos a hacer un bien pero verlo no tiene precio. Te ponés re contento".
Y van agregando entre todos: "Hay actividades solidarias desde las cárceles hacia afuera y son muchas. Pero no se ven, lamentablemente. No tenemos manera de que se sepa bien todo lo que hacemos. Pero estaría bueno que la gente conozca lo que hacemos, que se comparta más hacia afuera y se visualice".
"Estamos tratando de cambiar la visión que tienen de nosotros, porque acá adentro no somos todos iguales. Cuando se ve una noticia de la cárcel, generalmente nos colocan a todos en el mismo sitio. Y no está bueno eso porque no es así. Nosotros estamos trabajando y preparándonos para reinsertarnos en la sociedad", afirman con una sonrisa que trasmite también angustia.
-¿Cómo se imaginan cuando no estén más acá?
-Maximiliano:...Tantas cosas me imagino. Pero lo primero es ir a abrazar a mis hermanos y a mi mamá. De ahí en más, hacer las cosas bien, quizá viajar para buscar un futuro. Ya perdí mucho tiempo.
-Heber: Yo quiero reorganizarme y tratar de evitar problemas. Por eso estudio, para poder tener un trabajo y colaborar con mi familia que tanto me ha ayudado. Y agradecerles a ellos y a Dios por sobre todas las cosas. Ser más respetuoso, más comprensivo en el sentido de que por ejemplo, mi padre cuando me decía no hagas esto y yo le llevaba la contra, pensando que no iba a pasar nada. Eso me gustaría cambiarlo.
Incluso, poder darle el ejemplo a otra persona el día de mañana. Si alguien necesita una ayuda me gustaría estar. Pensaba que la vida era así, que haciendo lo que yo quería iba a poder pero no es así. Hay que respetar al prójimo y amarse a uno mismo. De esa manera podría cambiar, perdonándome a mí mismo y a los demás.
-¿Sentís un sustento para seguir adelante en la religión?
-Heber: Sí, yo gracias a eso he cambiado muchas cosas. Creer que hay alguien más te hace sentir bien. Esta es una vida, una prueba. Yo he comprendido que somos peregrinos y extranjeros de esta tierra. Estamos de paso, después de la muerte carnal hay otra vida, que es celestial. Creer en Dios me ha ayudado mucho también para entender a otras personas. Y poder enseñarles si se están equivocando. Y a la vez estoy aprendiendo.
Creo que debe haber un apoyo de las demás personas hacia nosotros. Si esto le llega al Presidente o a gobernadores, que sepan que todavía hay personas que quieren cambiar. A pesar de este encierro, de este castigo, queremos salir adelante.
Se hace un breve silencio. Heber, entre preocupado y concentrado, dice: "¿No tenés alguna otra pregunta más para hacernos? (risas).
-Sí, me gustaría saber cómo te sentís a la noche cuando te vas a dormir, ¿Qué se les pasa por la cabeza?
-Heber: Demasiadas cosas. Pero a mí siempre me enseñaron que cuando se cruzan pensamientos o sonidos que me inquietan le hago una oración a Dios y me siento tranquilo. Claro que hay reproches dentro de la consciencia. Pero al hacer una oración me siento tranquilo. Y a pesar del encierro, estoy libre. Eso me ayuda.
Carlos, que está sentado al lado de la pared y tiene un barbijo de Los Redonditos de Ricota, se ríe.
-¿Qué te generó risa? Contame qué pensás...
-Eso, cuando preguntaste de la noche. Yo pienso mucho. ‘Carreteo' (como que se da manija) mucho. No sé. Pienso en irme a mi casa, que es lo que más quiero. Estar en mi casa tranquilo, no escuchar rejas y rejas y rejas todos los días. Pero bueno, son errores que he cometido y los estoy pagando. A veces se me seca la mente, perdón por la palabra.
-¿Cómo te imaginás la vida afuera?
-Diferente, no quiero ser el mismo de antes. Quiero ir para adelante, no quiero seguir para atrás. Tener un trabajo, algo estable. Estar con mi familia. Que antes no estaba conmigo por las cosas que yo hacía. Ahora que estoy recapacitando mi familia está más pendiente y eso lo agradezco. Es mi gente y nunca me dejó.
-¿Cómo son los días acá?
-Sigue Carlos: Aburridos. Hay veces que me aburro mucho. Uno quiere salir (de la celda) y hacer cosas. Vivimos en distintas celdas, de 5, 6 o 7 personas cada una. Por ahí salimos y nos juntamos, nos ponemos a ver tele, a jugar al ping pong. Hacemos bromas entre nosotros. Tratamos de pasar el tiempo de una forma más entretenida.
A veces te lamentás pero ya no nos salen lágrimas, nos hemos llorado todo. Por ahí cansa la misma rutina pero siempre aparece algo nuevo que llama la atención. Por eso también nos gusta tanto venir a la escuela y aprender, porque tenemos ganas de hacer cosas distintas.
En ese momento, la reflexión se vuelve más profunda y los pibes se ponen a tirarle flores a los profesores. Es que para ellos, Florencia García, Fernando Carrizo y Flavia Tibaldi son fundamentales para todo este plan de progreso y reinserción que tienen.
Los mencionados -vale aclarar- son precisamente los tres que están presentes en la instancia de la entrevista pero, en realidad, el trabajo de todos los docentes del CEBJA 3-218 es muy importante para los estudiantes y se genera un vínculo muy enriquecedor entre todos los miembros de la comunidad educativa.
Así que los profes no se quedan atrás. También quieren aportar, están orgullosos de sus alumnos. "Siempre vienen impecables a las clases, aseados, perfumados y con ropa en buen estado. Con muchas pilas y ganas, obvio que tímidos a veces (risas de todos) pero siempre le ponen la mejor y tienen muchas ganas de aprender", destaca Florencia.
Al final del video que decís ‘desde el módulo 1, tratando de cambiar la historia'. ¿A qué te referís?", aprovecha para preguntar la profe a uno de los chicos.
Entre todos van formulando la respuesta que va por el lado de que con este trabajo audiovisual, buscan cambiar la mirada que las ‘personas de afuera' tienen de ellos. A la frase la propuso Carlos: "Sí, se me vino a la cabeza pero las fuimos armando entre todos. Tiene que ver con que estamos cambiando las cosas para bien, tenía que estar en el video. Porque nos empeñamos en cambiar, le ponemos la mejor ganas y voluntad y lo vemos reflejado en estas instancias".
Heber, que vuelve a centrar el eje en destacar el laburo de los docentes, subraya: "Que nos llamen por el nombre nos hace sentir que hay alguien que se preocupa por nosotros y eso nos ayuda. Te levanta el ánimo, en todo este ámbito carcelario cuando dicen tu nombre es porque hay alguien que se preocupa por vos.
Cuando tenés una visita, la semana se pasa más rápido. Si no es como que todo es más lento. Yo creo que a todos nos gusta que nos digan el nombre. Sentís que crecés, que le importás a alguien y que está atento".
Carlos: "Hay muchas personas que están así mirando la puerta, esperando que los llamen". Brian: "Todos esperamos a alguien. No es algo hermoso porque te llama un guardia pero sentir tu nombre te hace poner contento y te dan ganas de ir corriendo".
Todos juntos: "Aunque sea el segundo lugar nos sentimos campeones. Es una nueva oportunidad. Están nuestros nombres ahí en el video". A ellos, les gustaría que ya que se inspiraron en la música de un tema de L-Gante para hacer su tarea, el cantante vea lo que hicieron. "Sería buenísimo que le llegue", anhelan.
Algo interrumpe un poco el clima tan profundo y de intercambio genuino que se ha generado, otro de los miembros de la escuela pasa por afuera, por el patio interno con techo enrejado que tiene el lugar en donde dan clases. Se escucha ese ruido de rejas del que tanto hablan.
"He empezado la semana sin energía, estoy cansado. Pero una vez que vengo a Almafuerte, a la vuelta ya sigo con más energía el resto de los días", retoma el profesor Fernando. "Estas pequeñas acciones son inclusión social", añade Flor reflexiva.
"Tienen una contención tremenda ustedes. Son un ejemplo de convivencia. Tienen que seguir alimentándolo, es un granito de arena que tienen que poner todos los días cada uno de ustedes. Para que lo que han construido, eso tan fuerte que han generado como grupo de amigos, no se venga abajo", profundiza la tercera profesora del equipo, Flavia.
Mientras que, los chicos, sobre todo Maxi, Carlos y Heber, aportan: "En este grupo hay una familia. Gracias a Dios y a todos ustedes se nota la diferencia, que nosotros somos unidos y somos como una familia", "Nosotros nos apoyamos, nos mantenemos ocupados pero principalmente unidos. Eso ayuda muchísimo", "Ese apoyo nos da la oportunidad de cambiar, nos ayudamos entre todos". "Lo que queremos es reinsertarnos en la sociedad, mientras tanto somos una familia y nos apoyamos para seguir adelante. Entre nosotros construimos los valores que habíamos perdido".
"Ese espíritu de compañerismo y ganas de salir adelante, habita en ustedes. Manténganlo porque eso los va a acompañar siempre. Es una fuerza que tienen ustedes y la llevan adentro. A nosotros nos provoca una gran inspiración", responde Flavia.
"Ustedes le ponen mansas ganas y nos incentivan. Nos gusta, lo disfrutamos, queremos seguir viniendo siempre. Nos sentimos motivados y está buenísimo sentir que confían en nosotros y todo lo que nos brindan", dicen ellos como devolución y con una suerte de súplica en la voz.
Pues son pocos, literalmente, quienes confían en ellos en vez de criticarlos. Son pocos, ciertamente, quienes los apoyan en vez de discriminarlos. Son pocos, sin lugar a dudas, quienes realmente creen que pueden salir adelante. Pero, tal vez, conociendo esta historia sean unos pocos más quienes sí quieran darles una oportunidad. Ojalá, a decir verdad, sean muchos más los que se animen a escucharlos. Vale la pena.