Merkel, ejemplaridad en el poder
Escribe en esta nota Sergio Bruni: "Si en Argentina tuviéramos algunos liderazgos como el de Merkel, volveríamos ser aquel país que invitó a millones de extranjeros a vivir en nuestro suelo y fue una de las principales economias a nivel mundial...".
Nadie vaticinó, cuando asumió en el 2005, que superaría los 14 años en el poder de Konrad Adenauer, el primer canciller de la Alemania de la posguerra. Igualará los 16 años de quien fuera su mentor, Helmut Kohl, quien la nombró en la década del 90' ministra de la Juventud. Angela Merkel se ha ganado a puro empeño, un lugar privilegiado en la historia de Alemania.
Como escribió George Packer en The New Yorker, Merkel "supone una triple anomalía entre los líderes alemanes. Mujer, divorciada (de Ulrich Merkel, de quien adopta el apellido), y sin hijos; científica (doctora en química cuántica) y Ossi es decir, producto de un país que ya no existe, la RDA", la Alemania del bloque soviético.
Es un caso digno de análisis, una persona formada en el régimen comunista, a poco de caerse el Muro de Berlín ya era una dirigente de profundas creencias democráticas y de apertura al mundo occidental. Estas cualidades, sumado a su perseverancia y a su estilo sencillo de ejercer el poder, le han ayudado a impulsar su extraordinario ascenso, impensados años atrás.
En este 2021 llega a su fin la era Merkel. En su discurso del último Año Nuevo, la canciller confirmó que será la última vez que se dirija a la nación en estas fechas. Y añadía que, "nunca antes habíamos esperado el cambio de año con tanta esperanza", por la crisis del coronavirus y el inicio de las vacunaciones.
En Europa el vacío que dejará será enorme. Ha lidiado una crisis tras otra, y ha sabido ejercer un liderazgo tranquilo pero firme. Ha actuado como el muro de contención del populismo y el nacionalismo. Occidente le debe, que aquellos proyectos destructivos de cualquier nación, no hayan tenido un desarrollo mayor y ejercieran una fuerte replica para el resto del mundo. (No solo el populismo K mata a la república en nuestro país).
Merkel ha coincidido con varios presidentes estadounidenses: el republicano Bush hijo, el demócrata Barack Obama, el indefinible -políticamente- Donald Trump y unos meses, hasta que el parlamento elija nuevo canciller, estará con el demócrata Joe Biden, a quien ya conoció como vicepresidente de Obama.
En su libro de memorias, "Una tierra prometida", Barack Obama se refiere en varias ocasiones a Angela Merkel. No habían comenzado del mejor modo, Merkel había puesto objeciones a un discurso de Obama en la Puerta de Brandenburgo antes de las elecciones de 2008, por considerarlo electoralista, fiel a su sobrio estilo que siempre mantuvo como Canciller de Alemania
"Era célebre su suspicacia ante los arrebatos emocionales o la retórica florida, y su equipo me confesó más tarde que había sido escéptica con respecto a mí precisamente por mis dotes oratorias. No me lo tomé como una ofensa, y pensé que para una líder alemana la aversión a una posible demagogia seguramente era algo muy sano", señala Barack Obama en su libro.
A Obama le ocurrió con Merkel como a muchos otros dirigentes dentro y fuera de Alemania: poco a poco fue dándose cuenta de la verdadera dimensión de esta excepcional líder. "Cuanto más conocía a Angela Merkel, más me gustaba; la encontraba sólida, honesta, intelectualmente rigurosa y amable por instinto. Pero también tenía un temperamento conservador por no mencionar que era una política con muchas tablas que conocía a sus electores", dice en sus memorias.
Desde hace años la prensa viene hablando del llamado "método Merkel", es decir, de la clave de su éxito. Sería una combinación de férrea determinación, pragmatismo y capacidad analítica.
Como científica, es consciente de que solo por medio del conocimiento de todos los detalles se puede lograr el control de la situación.
Su forma de gobernar está basada en la austeridad, una eficaz gestión sin estridencias y liderazgo. Incluso su vestimenta, más sencilla imposible, va de la mano con su modo de entender el poder.
En nuestro país, lamentablemente, los liderazgos los ejercen de un modo completamente a la inversa, al modo ejemplar con que lo hace Merkel. En un país empobrecido como el nuestro, los gobernantes de la nación se muestran discordantes con la realidad que vive la gran mayoría de los argentinos.
Uno de los momentos clave de su trayectoria lo vivió en 2015, cuando en el verano golpeaban a las puertas de Europa cientos de miles de refugiados procedentes de Siria, sobre todo, y también de Afganistán. Su frase "podemos con esto" marca su política de apertura hacia los refugiados.
Es cierto que esa medida de Merkel, de abrir las puertas de Alemania a un millón de refugiados fue la ocasión que estaba buscando la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) para ganar votantes. Merkel hizo lo que entendió era correcto frente a semejante crisis humanitaria. Priorizó aquellas personas, hombres, mujeres y niños que les esperaba la muerte, antes que pensar en su suerte en las próximas elecciones.
En algunos momentos se pensó que quizá no acabara su último mandato, sobre todo, después de sufrir la crisis del 2019, cuando en Alemania se produjo una caída abrupta del PBI. Por entonces se hablaba del ocaso de la canciller.
Sin embargo, la crisis del coronavirus, que estalló en Europa entre febrero y marzo de 2020, volvió a mostrar su capacidad de liderazgo. "Esto va en serio, tómenselo en serio", dijo Merkel en una rueda de prensa.
Sus explicaciones sobre la importancia de controlar la tasa de contagio por debajo de 1% trasladaron a los alemanes un mensaje de solvencia. En todo momento ha sido muy clara a la hora de reconocer la extraordinaria gravedad de la situación. Ni siquiera cuando los datos eran más favorables a Alemania fue triunfalista.
Por el contrario, en la Argentina, el gobierno K nos hizo vivir la cuarentena mas larga e inútil del mundo, las vacunas llegaron tarde, demasiado tarde y la economía se desbarrancó del peor modo.
Sin dudas, en su país y en el mundo, Angela Merkel, va a ser considerada como una de las figuras más trascendentes de la política contemporánea por encarnar el liderazgo de Alemania en el ámbito internacional, promover la integración europea y el multilateralismo frente al nacionalismo y el proteccionismo.
Si en Argentina tuviéramos algunos liderazgos como el de Merkel, volveríamos ser aquel país que invitó a millones de extranjeros a vivir en nuestro suelo y fue una de las principales economias a nivel mundial...
¡Tampoco padeceríamos el drama ni el clamor de nuestros jóvenes cuyo mayor deseo es irse a vivir a otro país!