Edgar Feuchtwanger, el niño judío que atesora el impacto de los ojos de Hitler: "No puedo olvidar su mirada"
"Me acuerdo muy bien de ese día. Pasamos frente a la puerta de la casa de Hitler. Él me miró y no puedo olvidar su mirada. Hitler no sabía quién era yo. No sabía que pertenecía a una familia de judíos. En ese momento, al cruzarnos, cuando salió de su casa, había gente que lo saludaba a los gritos diciendo: '¡Hi, Hitler!'".
Edgar Feuchtwanger hoy tiene 96 años y su libro de memorias recorre escaparates de librerías en todo el mundo. ¿A qué se debe su celebridad? Fue un niño que tenía a Adolf Hitler de vecino y ocultaba su condición de judío, y liberó a los 91, con la ayuda de la literatura, los recuerdos de la mirada del genocida cuando era niño.
Feuchtwanger fue entrevistado hace cinco años por el programa "Tormenta de Ideas", cuando además de Gabriel Conte y Santiago Montiveros (que ahora están los sábados a las 8.30 por Radio Nihuil), eran parte del equipo los periodistas Mariano Bustos, que lo tradujo, y Franco Pereira, el productor que consiguió la nota y se emitió por Radio Mdz.
La entrevista fue tensa y emocional, aunque corta. Acababa de imponerse Donald Trump y sus ideas, por lo que parte del diálogo giró por ese lugar.
Aquí, la transcripción que fue levantada por diarios de varios puntos del mundo y, gracias a ello, pudo recuperarse, luego de que el portal Mdz las eliminara:
-¿Por qué ahora cuenta su historia?-Es algo que siempre quise hacer porque se podrán imaginar que es un evento central de la historia europea.-¿Cómo vivió aquellos años sabiendo que tenía a Hitler cerca?-No sólo pertenecí a una familia judía que vivía al lado de Hitler sino que era sobrino de Lion (Feuchtwanger) novelista y dramaturgo de la época que era enemigo personal de Hitler. Si el dictador se hubiera enterado que éramos pariente de Lion, probablemente no les estaría contando esta historia hoy. Cuando iba a la escuela caminando pasaba por enfrente de la casa de Hoffman (Heinrich, fotógrafo personal del líder del nazismo) y Eva Braun quien después fue la esposa de Hitler me movía en un vecindario en donde estaban estas figuras.-¿Cómo sobrevivió a la guerra viviendo en Alemania?-Por esos años era muy chico y en realidad por 1939 todavía no se había matado a judíos y Auschwitz era una incógnita aún.
-¿Cuál fue el destino de su tío y su familia?-Mi tío estaba prohibido en Alemania por las cosas que escribía y cuando estaba en la embajada en Washington, el propio embajador le dijo que si volvía a Alemania su vida estaba en riesgo, por lo que decidió no volver nunca más. En 1939, en lo que se conoció como la Noche de los Cristales Rotos, se llevaron a mi padre a un campo de concentración.-¿Qué piensa del resurgimiento de movimientos xenófobos, cuyas ideas, en cierto modo, son reproducidas por el candidato a la presidencia de los EEUU, Donald Trump?-Puede ser que estos movimientos como el propio Trump tengan algo en común pero nunca será al nivel de lo que fue Hitler y los nazis. No hay que perseguir a las personas por pensar distinto. Es peligroso que haya gente así.-¿Europa aprendió la lección de Hitler?-Espero que sí. Sería una regresión tremenda para el mundo que ocurra algo como lo de entonces. El nazismo fue una consecuencia de la primera Guerra Mundial y la violencia que implicó.-¿A qué se dedica actualmente y cómo está su familia?-Tengo 91 años yendo a los 92 y mi esposa murió hace pocos años. Tuvimos dos hijas y un hijo. Una de las mujeres se dedica a la política en Londres y la otra trabaja en un banco. A ella, espero poder visitarla pronto.-¿Cómo recuerda ese momento que vivió cuando su niñera lo llevaba de la mano, más o menos a sus 8 años de edad, y se cruzaron las miradas con Hitler?-Me acuerdo muy bien de ese día. Pasamos frente a la puerta de la casa de Hitler. Él me miró y no puedo olvidar su mirada. Hitler no sabía quién era yo. No sabía que pertenecía a una familia de judíos. En ese momento, al cruzarnos, cuando salió de su casa, había gente que lo saludaba a los gritos diciendo: '¡Hi, Hitler!'. Segundo después, se subió al auto y se fue. Después de esta ocasión, lo vi en muchas oportunidades pasar en el auto, manejando, volviendo de tomar Austria en 1938, pero que nunca tan cerca como aquel día de 1933, en ese paseo cuando caminaba junto a mi niñera.