Reclamo contra el INADI
Lucas Valentín Vavalá se queja, en esta nota, de la atención recibida desde el INADI. Sus fundamentos.
El INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo), creado por ley 24515, en el año 1995 y "operativo" desde 1997. Es el organismo encargado de velar principalmente por la vigencia y aplicación de la ley 23592, de actos discriminatorios. En Enero del año corriente, lamentablemente tuve que efectuar una denuncia en dicha institución.
Durante los primeros meses, enero a marzo, la atención por parte de la delegación correspondiente fue, se podría decir, intachable. Me gustaría poder decir lo mismo de los meses restantes, ya que hasta la fecha no he podido obtener respuesta alguna.
El WhatsApp institucional no recibe los mensajes, o si lo hace, no los contesta; el teléfono esta descolgado y de esta manera se agotan las posibilidades de comunicación, quedando como ultima opción la de apersonarse en el lugar, lo cual queda descartado entendiendo la situación de pandemia que nuestra sociedad atraviesa.
Todo lo anterior, causa indignación, pero si aún no lo ha hecho, me permito ampliar el contexto de esta entidad. Al día de hoy, el Instituto cuenta con un presupuesto de algo así como $380.000.000 (trescientos ochenta millones), a lo que podría sumársele o restarle, algunos números; ya que en la pagina de "Transparencia Activa" del gobierno, no hay números del presupuesto de 2020 y 2021. Al 2020, el organismo utilizó el 73,82% de su presupuesto para el pago de salarios. Esto fue catalogado por la abogada Silvina Martínez, al diario "mzd" como "un presupuesto grande para un organismo chico". Despierta la atención, que con tanto personal, o al menos con un buen presupuesto, no haya una persona para atender las consultas y requerimientos de la ciudadanía. Hablar de 3 (tres) meses de silencio por parte de una entidad burocrática, no parece tanto en cifras, pero si lo es en tiempo y padecimiento para quien se vulneran sus derechos. Números, cifras o estadísticas, es la única manera de despersonalizar, y la más sencilla, para quien esta del otro lado del escritorio.
No hay que dejar de lado la importancia del organismo, su fin es velar por Derechos Humanos, no simplemente se espera una respuesta "formal" a través de un escrito, sino una atención integra a quien se le quebrantan sus derechos más fundamentales. La revictimización no debe ser moneda corriente para quien denuncia.
Dejo abierto un interrogante, ¿Estamos dispuesto como sociedad a seguir avalando este tipo de conductas?