Mendoza, la provincia que inspira al país
Escribe la diputada nacional Claudia Najul.
Termina el primer semestre del año y la realidad argentina continúa marcada no solamente por el avance de la pandemia -como en gran parte del mundo- sino también por la gestión deficitaria del Gobierno Nacional, que desde el primer momento lejos de amortiguar el impacto de la crisis echó más leña al fuego y aportó errores no forzados e incertidumbre a un escenario de por sí ya complicado.
El relevamiento de CB Consultora Opinión Pública, que ubicó a Rodolfo Suarez como el gobernador con mejor imagen del país, con una aprobación de casi el 70% en su provincia, confirma una tendencia ya conocida: el modelo mendocino de previsión y equilibrio contrasta con una Argentina desordenada en el frente interno y descolgada del mundo. Tan claro es este panorama para los propios mendocinos que una consulta de la prestigiosa encuestadora Reale Dalla Torre, muestra que la inflación ocupa el primer lugar de las preocupaciones de los ciudadanos de Mendoza con un 81,10%, un tema de absoluta responsabilidad del Gobierno Nacional. Mientras que el 64% aprueba la gestión del gobierno de la provincia contra la pandemia.
La impericia y desorientación del presidente y su gabinete ponen en jaque las posibilidades de salir adelante en el corto y mediano plazo. Los datos hablan por sí solos: el índice MSCI publicado esta semana ya no considera mercado emergente al país y lo bajó a la categoría standalone, una calificación que daña seriamente nuestra reputación internacional y el acceso al mercado financiero de las empresas nacionales. Los sucesivos yerros en el manejo de la diplomacia (Venezuela y Nicaragua, por citar solo algunos ejemplos) terminan por configurar un panorama realmente complejo, en el que la confianza de la ciudadanía para con el Gobierno está en mínimos históricos.
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En Mendoza no hay secretos ni magia; la revolución de lo sencillo que comenzó Alfredo Cornejo hace seis años y que el gobernador Suarez ha potenciado en cada área de gestión explica que aquí la normalidad sea noticia. Entendimos desde el minuto cero que la pandemia exigía una mirada amplia y un aprovechamiento estratégico de los recursos públicos. Manteniendo a la salud siempre como prioridad absoluta, supimos equilibrar los esfuerzos para que la educación, la economía y la producción sufrieran lo menos posible las restricciones.
La defensa de la presencialidad escolar con los protocolos correspondientes y cuando el riesgo epidemiológico lo permite, y la puesta en marcha de programas integrales para reactivar los sectores críticos de la economía y generar empleo son pruebas claras de una visión de futuro que trasciende a las personas que los implementan. La grandeza de quienes toman las decisiones en Mendoza es, precisamente, saberse actores pasajeros de una película que continúa: no hay unos pocos héroes sino muchos obreros.
Esta semana la Legislatura aprobó Mendoza Activa II, la ampliación del sistema de reintegros del 45% de proyectos de inversión en 21 sectores estratégicos, que en esta ocasión incluye además una línea de equipamiento docente para la adquisición de computadoras, tablets y otros dispositivos. Servicios turísticos, proyectos de eficiencia energética, la construcción y la instalación de empresas en parques industriales son algunas de las áreas a las que apunta esta iniciativa cuya primera etapa fue un éxito rotundo.
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El vínculo de la Casa de Gobierno con cada uno de los intendentes es, quizás, uno de los puntos esenciales detrás del éxito mendocino. Hay un diagnóstico permanente de la realidad particular de cada municipio; practicamos un federalismo de hechos y no de palabras, apostando a desarrollar las ventajas que cada uno de ellos tiene para poner a Mendoza en la vidriera nacional e internacional. La disparidad con la Nación es evidente: Alberto Fernández reedita la vieja receta kirchnerista de distribuir a los amigos sin pedir explicaciones y de esperar sentado a los gobernadores díscolos, con la billetera y el látigo en las manos.
La provincia cuyana es el ejemplo vivo de que una gestión pública ordenada, eficiente y creativa es la base de toda gran transformación. Estamos atravesando tiempos difíciles e inciertos, pero con la seguridad de que estamos creciendo sobre cimientos sólidos y no sobre arena. Con muchísimo orgullo y responsabilidad, seguiremos trabajando desde Mendoza para inspirar a todo el país, porque estamos convencidos que es desde las provincias que vamos a reconstruir una Argentina inclusiva en la que se pueda vivir cada día mejor.