El Rey está desnudo

"La anarquía, no es la falta de orden, sino falta de liderazgo, y de allí el motivo de las constantes fracturas en nuestro orden democrático y económico", dice el autor de esta nota, el abogado Alejandro Jofré.

Alejandro Jofré

Desde 1810 hasta 1880 aproximadamente, Argentina buscó un rumbo y solo logró caos y crisis reiteradas. Pero dejando de lado nuestra protohistoria, si empezáramos a contar desde la ley Sáenz Peña la situación no es muy distinta.

Desde 1930, Argentina viene tropezando y cayendo en continúas crisis económicas y de representación política.

Qué otra cosa eran los golpes militares, sino la ruptura de la democracia por el descreimiento social hacia la clase dirigente, que imposibilitada de dar soluciones, y terminaba convocando a un grupo de militares, que a su vez, tampoco estaban capacitados para dar respuesta al vacío que la política no podía llenar.

Yrigoyen por viejo y alejado de la realidad, es desplazado por Uriburu que por fracasar en su proyecto corporativista y la crisis del 29, termina cediendo el poder a Justo.

A este lo sigue Ortiz, que enfermedad mediante, es sustituido por Castillo, quién no puede sostener su gobierno (un poco mal habido como dice Felix Luna) y es apartado por el golpe del 43. Un gobierno militar que no le encuentra solución a los conflictos de su tiempo. Este golpe daría lugar al nacimiento del Peronismo, que a la postre sería derrocado por otro golpe militar, que buscaba revancha del Peronismo, pero que asume dividido entre liberales y conservadores, y sin la más remota idea de cómo llevar adelante al país.

Desgastados, llaman a elecciones y viene

Frondizi que asume una posición desarrollista, después de hacer todo lo contrario a lo que venía proponiendo antes de asumir. Si hay que resaltar que es la última vez en Argentina que un presidente tuvo un plan estratégico, pero que tampoco logró enamorar a nadie y cae por otro golpe militar, que tampoco tenía cohesión, y racionalmente dirimen su disputa a los tiros entre azules y colorados.

Fracasan y elección mediante pasa Ilia, buen hombre, otro presidente que no puede manejar el poder, y de ahí hasta la vuelta de Perón, y otra vez un golpe militar que demuestra acabadamente no poder encauzar la economía y pierde adhesiones hasta que entrega el poder en 1983.

Es más fácil hacer el resumen de esta nueva etapa porque la viví y no me la contaron. Alfonsín, hiper, paredón y Menem. Corrupción, crisis y De La Rúa, crisis económica, 2001, cinco presidentes. Luego Kirchnerismo del blando y del duro, crisis económica, Macri, crisis económica y de nuevo Kirchnerismo pandemia y crisis económica.

Cómo podrá apreciar el lector, la única paz que se logra en Argentina es la del cementerio.

La anarquía, no es la falta de orden, sino falta de liderazgo, y de allí el motivo de las constantes fracturas en nuestro orden democrático y económico. Nadie puede conducir porque porque adolecemos de dirigentes capaces de llevar adelante un proyecto político y económico, pero con el agravante que a su paso incrementan la estructura del Estado y la presión tributaria del mismo.

Es decir, no saben construir pero van rompiendo escalonadamente lo poco que se construye.

Los números son lapidarios, el CIPPEC (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento) publicó que la presión tributaria, partió de un 21,7% promedio en el periodo 1998/2002, y se incrementó a 27,1% en 2004/08 para posteriormente pasar a 33% en 2010/16. Hoy mejor no calculemos por qué índice va corriendo nuestra relación masoquista con AFIP.

Argentina tiene un estado cada vez más grande y cada vez más ineficiente. No solo por la incorporación de estructura burocrática inútil sino con la creación de distorsiones y subsidios que producen un desequilibrio en sus cuentas.

En este contexto Argentina hoy está en el rincón más recondito de los países del mundo, compartiendo banco con Zimbabue y Botswana.

Pero este descalabro no es solamente económico, sino cultura y educativo.

Estamos muy por debajo del resto del mundo en educación (en las prueba PISA de 79 países evaluados por la OCDE, el país ocupa el puesto 63 en Lectura, el 71 en Matemática y el 65 en Ciencias.) Tenemos un millón y medio de alumnos que abandonaron la educación en el 2020, y el 56% de los niños pobres, combo totalmente desalentador.

La representación política sigue sin resolver su crisis de representación, su incierto derrotero en economía, y presenciando la destrucción de la niñez.

Pero por muy urgente que parezcan estás situaciones, parte de la dirigencia política camina en otro sentido. Basta ver como divagan en cuestiones no menos que ridículas, sostendiendo debates sobre problemas inventados o minimos.

El rey está desnudo, como en el cuento de Andersen.

El rey que cree estar vestido de pompa y orgullo, pero no se da cuenta que ha sido engañado por un par de Farabutes. Pero al menos en el cuento, el Rey se da cuenta, en cambio la política aún no descubre su desnudez.

Hoy el poder político está perdido en su propia casa y como Asterion vive en su prisión sin hallar la salida no ya por infinitas, sino por inexistentes. Caminan con señorío y pompa como si tuviesen plan o una idea de país, y no dan cuenta de su carencia, la que por otro lado disimulan con frases voluntaristas e inconsistentes hacia un futuro mágico que llegará pronto, vaya uno a saber por qué.

Nos venden cuadros, pero no hay paredes dónde colgarlos.

Al margen de la Pandemia, las únicas respuestas reales de la política han sido aumentos de impuestos, aumentos de subsidios a sectores no productivos, controles de precios, emisión monetaria, perdida del valor del salario del trabajador promedio y aumento del mercado paralelo de divisas extranjeras.

Chesterton decía: "Cuando las cosas no funcionan, has de tener al pensador, aquel que sepa por qué no funcionan..." Entendiendo que en los momentos de crisis, no había que elegir un hombre práctico, porque este sabe manejar las cosas que funcionan.

Cuando las cosas están rotas, hay que elegir a la persona que venga a pensar soluciones reales para salir del brete. Un hombre impráctico o un filósofo, alguien que idea algo nuevo, una nueva fórmula y una estructura de pensamiento que de sustento a lo nuevo. Alguien con una idea de estado y una filosofía para ese nuevo estado.

Hoy la retórica voluntarista y vacía que brinda la política actual nos va a llevar a más decepciones y fraudes electorales, por la sencilla razón de que la política hoy no sabe cómo salir de esta encrucijada.

El Rey está desnudo y ya es evidente.

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