"Con mi balsa yo me iré a... improvisar": Sincera e irónicamente
Gustavo Capone completa su primera nota sobre el vergonzoso fallido presidencial ante el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. Litto Nebbia, Alberto Fernández y el origen de argentinos, mexicanos y brasileños.
Litto Nebbia. Félix Francisco Nebbia Corbacho (1948). Tan en boga como en los '60 y '70. Siempre vigente. En realidad, la mítica canción "La Balsa" de Los Gatos dice en su letra: "con mi balsa yo me iré a naufragar". Pero pareciera que estuviera de moda confundirse cuando a Nebbia nos referimos. En el fondo la expresión "improvisar" es hasta casi más benévolo que "irnos a naufragar". Eso sí hubiera sido complejo. Pero como dice Victoria Donda, presidenta del INADI: "Muchas veces nos podemos equivocar, porque somos el resultado de una educación racista", tirando un poco la pelota a la tribuna. En el fondo, también invocando a Nebbia, y no a Octavio Paz, "solo se trata de vivir" ("a pesar de tanta melancolía / tanta pena y tanta herida").
Ahora, cuando nos referimos a un amigo deberíamos de ser más prudentes. Porque pareciera que no importara si ese amigo es un artista reconocido internacionalmente o uno de los padres fundadores del rock nacional. Nos sirve y lo usamos. Los amigos "se la deben bancar", aunque esa invocación haya generado rechazos masivos, y esas citas sean inadmisibles viniendo de un funcionario público por la clara ignorancia que manifiesta.
Entonces pareciera que el único culpable del inoportuno comentario del presidente es Nebbia. Porque como todo gran artista, Nebbia nos invita a improvisar. Así en medio de la motivación reinante, surgió esa imagen improvisada y aquellas expresiones que confunden (mal interpretando) autores. Expresión que mezcló contextos, escritores, músicos, países, etnias, pueblos originarios y paisajes geográficos. En el fondo, si el genial Litto hizo interactuar a factores climáticos, por ejemplo, cuando pide: "Viento dile a la lluvia" (1980), es comprensible que un presidente dejándose llevar por la inspiración de turno, reabra una vieja grieta (que afortunadamente parecía cerrada) entre "indios y selvas" versus "europeistas". Pero además ubicándonos a nosotros, los argentinos, llegando solamente desde Europa, cuando estudios recientes comprobaron científicamente que casi el 60% de los argentinos presentan rastros indígenas en algún lugar de su ADN e ignorando las conquistas sociales y políticas conseguidas para la reivindicación de derechos y garantías de los pueblos originarios en largos años de lucha tras una injusta marginación.
Gustavo Capone El pecado de querer caer canchero ante el interlocutor de turno
Y una vez más, paralelamente, como ya lo planteara en la nota anterior ("El pecado de querer caer canchero ante el interlocutor de turno"), imposible sería negar el beneficioso proceso migratorio producido en Argentina y su extraordinario aporte al crecimiento del país desde final del siglo XIX. Además sería imperdonable desconocer los innegables avances producidos en el ámbito social, económico, productivo, académico y político de Argentina, a partir de la yuxtaposición de culturas convergentes (o sea, nuestros originarios pobladores, nuestros criollos y nuestros inmigrantes), siendo nuestro denominador común la suma de especificidades, convirtiéndose la rica diversidad creativa en el mayor presupuesto ostentado por nuestro pueblo en la amplia dimensión de nuestra patria (Memo 10/6/21)
"Pedro, mira quién vino"
No hace falta recordar que es la expresión de aquel personaje caricaturesco que Juan Carlos Calabró protagonizaba en "El Contra". "¡Pedro, mira quién vino!".
Es solo una paradoja. Por nuestro país estuvo Pedro Sánchez Pérez - Castejón, actual presidente del Gobierno de España. Fue testigo directo de la polémica y errónea expresión, ya ultra reiterada donde se simplifica despectivamente que los brasileros vienen de la selva, los mejicanos de los indios y nosotros, argentinos, de los barcos.
Lamentablemente esa expresión cayó mal en todos lados. Generando malestar "en propios y extraños". Hasta hubo "fuego amigo". No lo digo por Nebbia. Sinceramente, es una expresión indefendible.
Por ejemplo, El País, uno de los principales diarios de España sostuvo: "Al papa Francisco, natural de Buenos Aires, le gusta hacer chistes sobre la fama de presuntuosos que suele atribuirse a los argentinos. Al entonces presidente de Ecuador, Rafael Correa, le comentó en 2015 que sus compatriotas se habían sorprendido de que no eligiera como nombre Jesús II. A una periodista mexicana le habló de la forma de suicidio preferida por los argentinos: ‘Se suben a lo alto de su ego y se lanzan desde allí'. Es una forma de reírse de sí mismo. Lo del presidente Alberto Fernández es otra cosa: parece empeñado en convertirse en el protagonista de un chiste sobre argentinos. Con un efecto irritante para el resto del continente" (El País, por Eric González /10 - 6 -21).
Algo más, ya manifestado en nota anterior: "los mexicanos descienden de los aztecas; los peruanos de los incas, y los argentinos de los barcos", es una frase que Carlos Fuentes atribuyó a Paz, pero no hay ningún registro confirmado que Octavio Paz lo haya manifestado. Lo que sí se pondría de manifiesto, por la cita atribuida a Paz por Fuentes, un tanto en broma, es ese preconcepto del resto de Latinoamérica y Europa sobre que nosotros los argentinos tenemos la fantasía de creernos mucho más de lo que somos. Es complejo cuando esa actitud surge y se manifiesta del máximo magistrado, pero sobre todo cuando carece de la mínima lógica, refutable como ya se manifestó hasta por lo que sostiene cualquier manual de quinto grado de la educación primaria argentina.
Pero para entender la lógica, estaría bueno recordar además lo que se sostuvo el 14 de diciembre de 2020, ante un grupo de científicos con motivo del análisis del curso de la pandemia, las vacunas que llegarían y el manejo sanitario de la situación: "Somos, en alguna medida, la envidia del mundo".
Para muestra sobra un "botón".