La virtualidad universitaria desde la mirada de un estudiante

Joaquín Robert, alumno de la carrera de Comunicación de la Universidad Nacional de Cuyo, sumó su mirada en el debate en torno a la virtualidad como vicio y la UNCuyo cerrada.

Joaco Robert

Hace unos días leí la nota ´"La Universidad "por correo" y las tecnologías de virtualidad más como vicio que como herramientas´´ de Gabriel Conte, periodista y director de Memo diario. Me resultó muy interesante en tanto expresa su punto de vista, ante algo que predomina hoy en día que es la virtualidad en la universidad.

Luego de evaluarlo varios días, decidí escribir mi opinión sobre la virtualidad universitaria, contándolo y viviéndolo desde dentro, desde el punto de vista de estudiante universitario. Hasta ahora no viví la universidad presencial, de hecho, solo una vez fui a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales a la ambientación, dónde me encontré con mis compañeros y pudimos compartir un momento juntos.

La virtualidad se instaló hace más de un año y llegó para quedarse. A finales del 2020 comencé a estudiar Comunicación Social en la Universidad Nacional de Cuyo, carrera que me apasiona y que actualmente curso de manera online.

Al cabo de este tiempo siento que en ocasiones la virtualidad provoca desmotivación y genera un ambiente monótono. Respecto a la calidad del aprendizaje y hasta cierto punto, creo que se ve resentido ya que el profesor o profesora que está detrás de una pantalla, no genera la misma atención, interés y posibilidad de interactuar con sus alumnos, que cuando está en forma presencial. Tampoco el ambiente lo permite, no es lo mismo estar en tu casa, en tu habitación, donde pasas la mayoría del tiempo, a estar en un aula en el campus de la universidad, donde hay gente que no ves todos los días. Estos son factores que influyen negativamente en la atención que prestamos en una clase.

Joaco Robert, autor de esta nota.

Además, con la llegada de la virtualidad y las universidades prácticamente cerradas se perdió, tristemente, la costumbre de compartir una ronda de mates, el contacto físico con los compañeros, los profesores, los trámites en la universidad y todo lo relacionado a la vida social universitaria.

En algunas oportunidades las clases virtuales se vuelven repetitivas, aburridas y dejamos de prestarle atención a lo que se habla; entre la mala conexión, el mal funcionamiento de las plataformas virtuales, los imprevistos que surgen durante las reuniones, uno tiende a despistarse y volver a encarrilar el tren es más difícil. Aunque poco se vea y poco lo demostremos los estudiantes, la no presencialidad genera a veces una falta de motivación para cursar, hacer un trabajo, rendir un parcial, etc

Lamentablemente, durante la pandemia poco se habla de la vuelta a la presencialidad, de la confección de protocolos que den seguridad a personal docente y no docente y a los alumnos, para retomar, aunque sea de manera parcial, las clases presenciales. El contexto no es el mejor y hay diversas dificultades, pero como integrantes del sector universitario debemos encontrar alternativas seguras que nos permitan el retorno a las aulas.

EL AUTOR. Joaco Robert es fotógrafo y estudia Comunicación Social en la UNCuyo. Opina y muestra su trabajo en Twitter. Escribe habitualmente en Mendoza Noticias. Hacé clic aquí para leer más.

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