Informe

Trabajo y pandemia: este es el panorama en la Argentina en medio de la peste

Un informe de CIPPEC en relación al Día de los Trabajadores, da cuenta que mientras que en el segundo trimestre los varones de hasta 29 años fueron quienes presentaron una caída más pronunciada en el nivel de empleo, en el cuarto trimestre las tasas de empleo más altas correspondieron a varones de 30 a 64 años.

"La evaluación de las consecuencias del covid-19 en el mercado de trabajo argentino debe basarse en un diagnóstico heterogéneo entre sectores, tipo de inserción laboral y poblaciones. El impacto de las medidas de prevención sanitaria sobre los distintos sectores de la actividad tiene que ver, nuevamente, con las características y dinámicas de cada uno". Así lo indica una investigación difundida en la víspera del Día de los Trabajadores el think tank CIPPEC.

Fue elaborado por Manuel Mera, investigador asociado de Protección Social y Luciana Petrone, analista de Protección Social.

En un análisis complejo sobre las consecuencias en el mundo laboral por la pandemia de coronavirus y sus proyecciones, la organización dio cuenta de que "las restricciones afectaron de manera distinta a los supermercados o farmacias que a los cines o teatros, y esto se debe tanto a la propia naturaleza de las actividades, como a la caída en la circulación y la demanda"

. Además, en cuanto a los riesgos sanitarios, la situación de distanciamiento en el puesto de trabajo hay que sumarle los riesgos de alta proximidad derivados del transporte al lugar de trabajo: con esta consideración, un estudio de CIPPEC encuentra que el 44% de los puestos del servicio doméstico y los servicios sociales y de salud presentan un alto riesgo, mientras que el 30% de los puestos de la industria o la construcción entran en esta categoría.

Para CIPPEC, "la etapa más crítica del impacto de la pandemia sobre el empleo se observa al analizar los datos de la EPH del segundo trimestre del 2020, que muestran un crecimiento del desempleo de 2,5 puntos porcentuales interanual, llegando a 13,1%". 

Señalaron que "es importante interpretar el aumento moderada del desempleo en el marco de una tasa de actividad que cayó 8,7 puntos porcentuales del primer al segundo trimestre, e interanualmente 9,3 puntos porcentuales. A su vez, la tasa de empleo cayó 9,2 puntos porcentuales en relación con el segundo trimestre de 2019, impulsada por la menor proporción de personas que pudo trabajar. Esto implica que muchos trabajadores/as que perdieron su trabajo se movieron directamente a la inactividad. Por lo tanto, si tomásemos la tasa de empleo con los niveles de actividad pre pandemia, la tasa de desempleo sería casi 30%, un número sin precedente en el país".

Por su parte, el tercer y cuarto trimestre muestran cierta recuperación, pero los valores no llegan a alcanzar la situación pre-covid. En las variaciones entre el epicentro de la crisis y la recuperación también se pueden observar brechas por género y edad: mientras que en el segundo trimestre los varones de hasta 29 años fueron quienes presentaron una caída más pronunciada en el nivel de empleo, en el cuarto trimestre las tasas de empleo más altas correspondieron a varones de 30 a 64 años, al tiempo que este indicador fue significativamente menor para las mujeres del mismo grupo etario (83,6% vs 61,5%).

La caída del empleo también fue mayor entre aquellos/as con menores calificaciones, al tiempo que existe una gran variación según tipo de inserción laboral. La caída interanual entre los distintos trimestres fue mucho mayor para los asalariados informales en comparación con los formales, lo que da cuenta de las diferencias en el acceso a protección del empleo entre estas dos modalidades. Finalmente, la caída en los patrones se mantuvo muy elevada durante todo el año, mientras que los trabajadores por cuenta propia protagonizaron una fuerte disminución interanual en el segundo trimestre pero una recuperación en el último.

Variación interanual del empleo por sexo, edad y categoría ocupacional (segundo, tercer y cuarto trimestre 2019-2020)

Fuente: elaboración propia a partir de EPH-INDEC.

Datos duros recabados por CIPPEC

- Las características particulares de la crisis del covid-19 generaron dos grandes efectos en el mercado de trabajo. Por un lado, en el contexto de distancia social y la nueva normalidad, aumentó drásticamente el porcentaje de personas que trabajaron desde su vivienda, que pasaron de representar el 6,5% de los ocupados en el primer trimestre del 2020 a casi el 22% en los meses que siguieron (INDEC, 2020). 

- Por el otro, en nuestro país se observó un fuerte aumento en la proporción de ocupados ausentes entre los asalariados, es decir, quienes no pudieron desempeñarse por suspensiones. En el segundo y tercer trimestre esta categoría alcanzó el 21,1% y 10.4% de quienes estaban ocupados, cuando en iguales trimestres de 2019 esta proporción era de 2,6% y 3.3% respectivamente.

- En este contexto, el aumento en la caída del empleo no se debe a un aumento en las desvinculaciones, sino a una caída histórica en las incorporaciones, en parte debido a la normativa vigente sobre prohibición de los despidos y doble indemnización (Decretos N° 34/2019 y N°329/20 y modificatorios) que derivaron en la aplicación de mecanismos alternativos a la desvinculación, como la suspensión. Desde el primer golpe de la pandemia en marzo 2020 se observó tanto una caída en la tasa de entrada y de salida del mercado de trabajo formal, como un fuerte aumento en la tasa de suspensiones. Recién en el mes de noviembre la estimación muestra que la tasa de entrada superó a la de salida por 0.2, aunque con fuertes fluctuaciones hasta este momento, y la tasa de suspensiones aún no volvió a niveles pre pandemia. Como consecuencia, el mercado laboral formal se mantuvo en pausa durante la mayor parte del año pasado y aún no recuperó su dinamismo.

Tasa de empleo y suspensiones en empresas de más de 10 trabajadores. Total aglomerados (abril 2019-febrero 2021)

Fuente: elaboración propia a partir de EIL-MTEySS.

La pandemia en perspectiva: ¿de dónde venimos y hacia dónde vamos?

Uno de los impactos más consensuados de la crisis entre las y los especialistas es la fuerte ampliación de las desigualdades socioeconómicas ya existentes, que en parte se originan en las heterogeneidades del mundo laboral. Aún es pronto para conocer las implicancias de la crisis en cuestiones más estructurales como el nivel de productividad, la estructura productiva o la absorción de tecnología que se verán visibles recién en el más largo plazo. Si bien contamos con algunos datos que permiten poner en contexto los desafíos más apremiantes a partir de la irrupción del covid-19, es importante también considerar el punto de partida de la crisis en nuestro país: hacia marzo de 2020 llevábamos casi dos años seguidos de recesión y una década de estancamiento económico.

La Figura de abajo contextualiza los números actuales mostrando un período más amplio, desde enero 2017. Las variaciones interanuales totales del empleo registraron altas hasta junio de 2018, y desde esa fecha los números negativos son permanentes. El mercado mostró una breve recuperación en el segundo semestre de 2019, la cual se detuvo en 2020 y se retrotrajo con la crisis del covid-19. La modalidad ocupacional que ha mostrado una caída más pronunciada ha sido la de asalariados privados, que a su vez representan el mayor número de trabajadores formales.

Desde el pico en diciembre de 2017 hasta octubre 2020, la baja en puestos de asalariados formales fue de 514,000 (-9%). Los monotributistas cayeron en el primer semestre 2019 pero fueron los que mostraron una recuperación hasta marzo 2020, cuando comenzaron a mostrar nuevamente caídas interanuales. El trabajo doméstico tuvo un crecimiento en la formalización constante hasta marzo del año pasado, cuando comenzaron a mostrar números negativos. Finalmente, los asalariados públicos, salvo en un par de meses puntuales (diciembre 2018 y enero 2019), muestran interanualmente un número positivo de crecimiento de puestos de trabajo.

Variación interanual de puestos de trabajo registrados según modalidad ocupacional principal (2017-2021), en número de puestos y porcentaje de variación.

Las diferencias en el impacto de la crisis según modalidad ocupacional son realmente urgentes. Esto no es solo una desigualdad en papeles: el tipo de inserción laboral condiciona tanto los ingresos de un hogar, como el acceso a bienes y servicios públicos y privados que, en definitiva, determinan las posibilidades de desarrollo de las personas y la efectiva garantía de sus derechos. Las diferencias se evidenciaron incluso en las políticas de emergencia implementadas para combatir la pandemia: mientras que el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) y otras transferencias no condicionadas fueron la principal herramienta para alcanzar a la población informal, el trabajo registrado se resguardó mediante el ATP (Asistencia al Trabajo y la Producción), al tiempo que se facilitó el acceso al crédito para los independientes.

La antesala de la crisis del covid-19 ya era difícil desde lo económico y lo laboral. Ahora, con la situación extraordinaria que le ha tocado vivir a la economía mundial, estamos viendo una profundización aún mayor de la situación. Los impactos de la pandemia son transversales a todo el mundo del trabajo, pero su signo y magnitud difieren enormemente a lo largo y ancho del entramado productivo. La continuidad de las políticas de ASPO y DISPO, hasta tanto se mantenga la problemática sanitaria, seguirán afectando en mayor medida a los sectores más vulnerables como los/as informales, las mujeres y la juventud.

En este contexto, el mejor homenaje a las y los trabajadores en su día es promover una estrategia de recuperación que tome en consideración las particularidades de cada sector y población, incluya a todos los actores relevantes, y establezca consensos para diseñar e implementar políticas públicas que apunten a mejorar el acceso y la calidad del empleo. Mejorar las condiciones de trabajo de todas las personas no sólo es clave para la recuperación económica y el desarrollo sostenible, sino también para incrementar el bienestar, la calidad de vida y reducir la pobreza.

PARA LEER EL INFORME COMPLETO, hacé clic aquí. Hay mucho más para conocer sobre el tema.

(1) Pereyra, F. (2017). Trabajadoras domésticas y protección social en Argentina: avances y desafíos pendientes. OIT Serie de Trabajo, (15).

(2) Bertranou, F. & Maurizio, R. (2011) (editores) Trabajadores independientes, mercado laboral e informalidad en Argentina. Buenos Aires: OIT.

(3) Albrieu, R. & Ballesty, M. (2020): Políticas públicas para pensar el sendero laboral hacia la nueva normalidad post-COVID. Buenos Aires: CIPPEC.

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