Un año de la Ley de Alquileres: ante la vulnerabilidad del mercado, responsabilidad

"¡Qué vulnerable que está Argentina!", escuché a lo lejos en un café, y es así: vulnerabilidad extrema. Todo parece incidir en nuestro rumbo, en el destino: las elecciones, la devaluación del yuan... Absolutamente todo. Ni hablar de la pandemia y sus devastadoras consecuencias. 

Siempre he considerado que, desde el sector inmobiliario tenemos una responsabilidad inmensa, porque ni más ni menos, somos formadores de precios.

No concibo que a veces inescrupulosamente se infle el valor de una propiedad para captarla y tenerla, cual trofeo de caza en el portfolio de propiedades. Me parece erróneo y desleal. ¿De qué sirve tomar un inmueble fuera del rango de mercado sólo para captarla, sabiendo que estará parada meses o años? Eso trae un perjuicio no sólo económico, sino también moral, al propietario quien ha cifrado su confianza en los servicios de ese prestador inmobiliario.

A fuerza de ser sinceros, no es fácil concientizar a un propietario del valor real de su propiedad, y es lógico, no sólo se proyecta el valor edilicio en la misma sino que se involucran otros valores tales como: el esfuerzo que demandó su adquisición, las vivencias, las historias compartidas, el acervo familiar. No es en lo absoluto tarea fácil concientizar sobre los valores vigentes de mercado, pero creo que indefectiblemente es el camino más certero.

A casi un año de la entrada en vigencia de la nueva Ley de Alquileres

Desde mi perspectiva y desde una simple evaluación empírica de los hechos, la actual Ley de Alquileres lejos de beneficiar a los inquilinos, los ha perjudicado. 

La primera e inexorable consecuencia fue la retracción de la oferta y el aumento de los cánones. Es lógico ante la incerteza de la veracidad en los porcentajes de actualización que quedarán en manos del BCRA, "subimos el valor del alquiler" de entrada "para cubrirnos": ese es el razonamiento del propietario. 

En verdad deberíamos dejar de pensar en forma binaria, dividir entre buenos y malos, locadores y locatarios. Todas son posiciones relativas. El que trabajó toda su vida y compró un departamento para aumentar en sus años aciagos de merma de productividad sus ingresos, no es un ser despreciable que detenta el poder. Es un simple ciudadano más que trata de resguardarse como puede.

Somos formadores de precios y como tales, nuestra responsabilidad es determinante. Debemos seguir insistiendo en nuestra tarea casi docente de hacer entrar en razón sobre la legitimidad de los valores, sino todos, inquilinos y propietarios entrarán en un combo, una tormenta perfecta de imposibilidad de hacer frente a los compromisos que nos arrastrará a todos los actores del mercado, incluidos nosotros, los agentes inmobiliarios.

Creo que si queremos resetear esta Argentina devaluada, no solo en su moneda sino también en sus valores, debemos empezar por hacernos cargo de lo que nos toca a cada uno. Responsabilidad, que por definición es ni más ni menos tener habilidad para responder.

Desde el lugar que me toca, desde mi rol en esta sociedad, insisto en que no contribuyamos a ser parte de la llamada inflación inmobiliaria, de la distorsión del mercado.

Tal vez sea más difícil confrontar al cliente con la realidad, tal vez nos quedemos con una o dos propiedades menos de gente que preferirá que le sigan vendiendo "espejitos de colores" los que le aseguran que su propiedad vale lo que no vale. 

Tal vez sea una opción, pero si somos más, si somos una masa crítica los profesionales actuando con criterio y responsabilidad, tal vez, solo tal vez podamos resetearte, querida Argentina, para que seas cada vez menos vulnerable.

LA AUTORA. Fanny Cruz es martillera pública y CPI Coach Internacional.