Décimo aniversario de Payamédicos
Elia Ana Bianchi Zizzias, abuela de una payamédica, "allá en el tiempo", recuerda en esta nota el décimo aniversario de Payamédicos en Mendoza.
Detrás de esa graciosa nariz colorada hay un corazón pleno de ternura, que se expande como un milagro en los sentimientos de alegría de niños, aun con dolores.
Esos payasos de oro que con gracia infinita llevan a los niños a un mundo de alegría juegos y amor.
Ser payamedicos es , ciertamente un don, un donar tiempo, sonrisas, diversión en un mundo real y complejo. Sin embargo allí están, cumpliendo una misión de colores que se dibujan en ojos asombrados de niños que ahora más que nunca necesitan sentir que hay senderos luminosos,, que otra realidad es posible, que el tiempo no se mide por horas sino por la gracia de la solidaridad sin fronteras.
Ser payamédico
Es un don milagroso
Nariz colorada´
cabellos dorados,
reflejan las luces del amor
Gracia sin par.
Un puente de ternura
Niños asombrados en mundos imaginados
No existe el dolor
Solo la alegría, la música, el gesto
En instantes maravillosos
De mundos mágicos.
Payamédicos, gracias por ser actores de un mundo imaginario que en tiempos de dolor , colorean el mundo infantil de arcos iris de esperanza.