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Tras caer 7,8% en 2019, la inversión extranjera directa en Latinoamérica podría precipitarse 50% en 2020

En 2019, los cinco países que recibieron mayores inversiones fueron Brasil (43% del total), México (18%), Colombia (9%), Chile (7%) y Perú (6%).

América Latina y el Caribe recibió US$160.721 millones por concepto de inversión extranjera directa en 2019. Se trata de un 7,8% menos que en 2018 y la caída se agudizaría en 2020 como consecuencia de la crisis derivada de la pandemia, según la Cepal. 

En su estudio anual "La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2020", la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) informó ayer que prevé una disminución de entre un 45% y un 55% en la entrada de estos flujos en la región. 

A nivel mundial, los montos de inversión extranjera directa (IED) se reducirían un 40% en 2020, y entre un 5% y 10% en 2021. De esta manera, en 2021 la IED alcanzaría su menor valor desde 2005, calculó la entidad. América Latina y el Caribe es la región que tendría la baja más pronunciada en el mundo, explica el documento de la Cepal. Y es que el desplome producido por la pandemia se suma ha una caída casi ininterrumpida de los flujos de inversión en la región desde 2012, cuando se alcanzó el máximo histórico. 

Al igual que en años anteriores, el estudio muestra gran heterogeneidad en los resultados nacionales y no se registra un patrón subregional: en 17 países hay una caída de las entradas en 2019 respecto a 2018 y en 9 países hay un aumento. En 2019, los cinco países que recibieron mayores inversiones fueron Brasil (43% del total), México (18%), Colombia (9%), Chile (7%) y Perú (6%).

Sobre el comportamiento de las empresas transnacionales latinoamericanas, conocidas como translatinas, el texto consigna un aumento de 75% en la salida de IED desde la región en 2019. No obstante, si se analiza la década 2010-2019, se observa que la inversión latinoamericana ha perdido fuerza, según la Comisión. 

"Los aportes que ha hecho la IED en la región han sido relevantes, como complemento de la inversión nacional y fuente de nuevos capitales, así como para la expansión de actividades exportadoras y el desarrollo de la industria automotriz, las telecomunicaciones, algunos segmentos de la economía digital y también de sectores que hoy adquieren una importancia estratégica en el contexto de la pandemia de covid-19, como es el caso de las industrias farmacéutica y de dispositivos médicos", destaca el estudio. 

Sin embargo, los problemas estructurales de las economías de la región y los nuevos escenarios internacionales hacen necesario también que la IED y las políticas para promoverla sean parte de un proyecto más amplio que impulse un cambio estructural progresivo, es decir, un cambio que permita aumentar la productividad y alcanzar inclusión social, igualdad y sostenibilidad ambiental, resalta la Cepal.

"La IED recibida por América Latina y el Caribe no ha catalizado cambios relevantes en la estructura productiva de la región, en gran medida debido a que las políticas de atracción de estos flujos no se han articulado con las de desarrollo productivo. La IED ofrece grandes oportunidades para avanzar hacia una nueva economía sostenible", declaró Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal. 

"Urge recuperar el rol de las políticas industriales como instrumento de transformación de la estructura productiva de la región", remarcó. Los sectores dinamizadores En su presentación, Bárcena recordó que la entidad ha identificado siete sectores dinamizadores que tienen un papel estratégico porque promueven el cambio técnico, generan empleos y reducen la restricción externa y la huella ambiental. 

Estos sectores, que podrían verse apuntalados por la IED, son: la transformación de la matriz energética con base en las energías renovables; la movilidad sostenible y los espacios urbanos; la revolución digital para la sostenibilidad; la industria manufacturera de la salud; la bioeconomía, es decir, la sostenibilidad basada en recursos biológicos y ecosistemas naturales; la economía circular; y el turismo sostenible. 

Respecto al documento publicado ayer, éste concluye diciendo que "en América Latina y el Caribe, la crisis del covid muestra la importancia creciente de estimular la cooperación regional y el desarrollo de un mercado regional de salud y dispositivos médicos y de centros industriales transfronterizos. La industria de dispositivos médicos requiere capacidades manufactureras, científicas y tecnológicas que están presentes en varios países de la región y cuyas potencialidades se revelaron ante la emergencia sanitaria". 

"El desarrollo de capacidades industriales y tecnológicas nacionales y la mejora del acceso a dispositivos médicos para los habitantes de América Latina y el Caribe es un desafío estratégico, y para enfrentarlo con éxito se requerirán lineamientos de política nacionales y regionales".

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