Es con más política
El autor reflexiona sobre las más de 10 convocatorias a manifestarse contra el Gobierno en plena pandemia. "¿Cuál es el motivo de esa exacerbada puesta en escena en la que intentan, día tras día, dividirnos? ¿Cuál es el motivo para que la política del odio prevalezca? ¿A quiénes beneficia?".
Concluye una semana más en esta pandemia y, con ella, una nueva "manifestación espontánea" de un grupo de argentinas y argentinos que bajo consignas confusas intentan llamar la atención. Arengados por las páginas amenazantes de Magneto, la cobertura de sus medios y las cataratas de tweets promovidos, principalmente, por una oposición virtual que encuentra allí cobijo ante el despilfarro de un Gobierno que no supieron administrar durante cuatro años, las y los manifestantes, salen a la calle en plena pandemia, desconociendo todo tipo de medida sanitaria que nos ayude a salir de esta crisis que agobia al mundo.
Apañados por gobiernos locales que, paradójicamente, piden que "te quedes en casa" mientras miran para otro lado cuando, quienes salen a la calle, sirven a sus egoístas intereses, ellas y ellos, lanzan furibundas consignas difíciles de interpretar, por sus profundas contradicciones como la de pedir más seguridad pero resistiéndose a que se reforme un servicio de justicia deficiente, pedir no ser Venezuela o Cuba mientras sus médicos atienden a nuestros enfermos o, lo que es peor aún, pedir "salir de esta dictadura" mientras se pasean con consignas que reivindican el peor ataque a la democracia que se conozca y del que algunos "hombres de la democracia y la república", al parecer, extrañan.
También pueden visualizarse algunas demandas que coinciden con las de la mayoría de los argentinos y argentinas, quienes estamos "de un lado y del otro"; la necesidad de "activar la economía" para generar empleo, disminuir la pobreza y desterrar la inflación, son demandas que este Gobierno trae como mandato, desde el primer día, luego del fracaso estrepitoso del Ingeniero Macri y sus meritócratas socios, que dejaron un país devastado y si a ello se suma esta otra Pandemia -la del covid-19- es claro que el clima social es complejo y requiere de toda la empatía social posible, principalmente con las y los argentinos que han sido víctimas de dos grandes pandemias.
Seguramente las acciones llevadas a cabo por este gobierno nacional, entre las que se encuentran; el congelamiento y pesificación de tarifas, la entrega de medicamentos gratuitos a jubiladas y jubilados -que representan aproximadamente un 30% de su jubilación-, la prohibición de despidos, los 2 millones de trabajadores asistido por el ATP que representan a más de 250 mil empresas, los cerca de 9 millones de trabajadoras y trabajadores informales que accedieron al IFE, las actualizaciones de la AUH y la implementación de la Tarjeta Alimentar que además de garantizar el derecho alimentario, dinamizan la economía a través del consumo interno, los diferentes programas que apuntalan a los emprendimientos productivos de la economía popular, el relanzamiento del Procrear, la declaración de Servicio Público de la telefonía, TV e Internet, la puesta en marcha del Plan Nacional de Conectividad "Conectar" que permitirá que 22 millones de argentinas y argentinos puedan acceder a algo básico como es el servicio de internet, el lanzamiento de un satélite y la exitosa renegociación de una deuda heredada que atentaba fuertemente contra la posibilidad de desarrollo del país, son acciones que parecen resultar escasas frente a tantas demandas que tiene la sociedad argentina, pero que marcan el camino de una gestión que apenas lleva 9 meses, donde 6 de ellos han sido en el contexto de una pandemia que ha puesto al mundo en una crisis inédita.
Resulta un poco exagerado que a tan poco tiempo de este Gobierno y en este contexto, se hayan producido alrededor de 10 convocatorias en plena pandemia, a las que seguramente hay que escuchar, pero principalmente interpretar en su génesis. Entonces vale preguntarse ¿cuál es el motivo de esa exacerbada puesta en escena en la que intentan, día tras día, dividirnos? ¿Cuál es el motivo para que la política del odio prevalezca? ¿A quiénes beneficia? Resulta claramente una lucha de intereses, la de siempre, el juego de la grieta eterna, la de quienes no quieren ceder nada y quedarse con todo, utilizando, además, el desprestigio de la política con el fin de neutralizarla. ¿Entonces? Es con más política, porque es ella la que puede ser capaz de resolver conflictos y conjugar intereses.