Ir a votar es definirse como sociedad

José Jorge Chade y el momento histórico del que hay que renegar menos y utilizar más.

José Jorge Chade
Presidente de la Fundación Bologna Mendoza Dr. en Ciencias de la Educación.

Está claro que no podemos dar por sentada la democracia: es un sistema valioso y esencial que nos garantiza el derecho a participar en la configuración de nuestro futuro colectivo. El derecho al voto es uno de los pilares de la democracia, ya que permite a las personas tener voz en los procesos de toma de decisiones. Al ejercer nuestro derecho al voto, no solo garantizamos que se escuche nuestra voz, sino que también contribuimos al marco democrático más amplio que sustenta los principios de igualdad, libertad y responsabilidad.

En un mundo cada vez más interconectado, muchos desafíos trascienden las fronteras nacionales y requieren soluciones colectivas. La pandemia de COVID-19, la invasión rusa de Ucrania, Palestina e Israel, Yemen, Sudán, Haiti y tantos otros nos recuerdan que las cuestiones globales requieren cooperación, coordinación internacional y sobre todo comprensión ciudadana. Al participar en los procesos democráticos, como el voto en las elecciones, nos comprometemos activamente en los debates y las decisiones que configuran nuestra relación con instituciones supranacionales como la Unión Europea por ejemplo. Es a través de nuestro voto como podemos expresar nuestra posición sobre cuestiones importantes e influir en el curso de las acciones emprendidas por nuestros gobiernos.

Cada voto es importante, porque da forma colectivamente al futuro que queremos construir, protege nuestros derechos y libertades individuales y garantiza que nuestros valores democráticos perduren para las generaciones venideras.

¿Qué logros obtendríamos gracias a nuestro voto?

El voto permite obtener varios resultados importantes para la democracia. En primer lugar, garantiza la representación al permitirnos elegir a los líderes y políticos que tomarán las decisiones en su nombre. Su voto hace que los funcionarios electos sean responsables de sus actos, ya que determina si permanecen en el cargo o no.

En segundo lugar, el voto determina la dirección política del país o región, al apoyar a los candidatos que se ajustan a sus valores y prioridades. Influye en las leyes y reglamentos que se promulgan, afectando a sectores como la sanidad, la educación, el bienestar social y otros.

Puedo decir que el voto es un medio vital para determinar el cambio social, ya que contribuye a promover conceptos como la igualdad, los derechos civiles y la justicia social. Fomenta la participación, el compromiso, la inclusión y la emancipación, fortaleciendo el marco democrático y dando voz a los ciudadanos para que den forma al futuro de sus comunidades y países.

Eso sí, tenemos desafíos que enfrentar

Un desafío al que nos enfrentamos es el auge de los movimientos populistas y la erosión de las normas democráticas, que explotan el descontento público, polarizan las sociedades y socavan las instituciones democráticas. Todo ello amenaza la inclusividad, la tolerancia y el estado de derecho. Para contrarrestar este fenómeno, debemos participar activamente en la democracia y apoyar a los candidatos y las políticas que promueven los valores democráticos.

Otro desafío muy urgente son las desigualdades sociales y económicas, donde las barreras sistémicas obstaculizan el acceso a los derechos y las oportunidades. Para abordarlas se necesitan reformas políticas, una distribución equitativa de los recursos y medidas específicas para la justicia social. Defendiendo los derechos sociales, apoyando las iniciativas que reducen las desigualdades y por lo tanto comprometiéndonos con la democracia, podemos promover una sociedad inclusiva y equitativa.

El cambio climático, las migraciones y los avances tecnológicos son desafíos globales interconectados que requieren enfoques colaborativos. El compromiso democrático nos permite definir políticas climáticas, apoyar políticas migratorias justas y regular la tecnología de forma ética. A través de la participación activa y el apoyo a políticas progresistas, contribuimos a soluciones sostenibles.

La protección de los derechos humanos, incluidas las libertades civiles y los derechos de las comunidades marginadas, es fundamental. Debemos combatir la discriminación, los prejuicios y los intentos de socavar estos derechos. Al participar en la democracia, debemos alzar nuestra voz contra las injusticias, apoyar a las organizaciones de derechos humanos y aquellas que aportan cultura y educación en nuestro medio y así podremos avanzar para obtener los derechos sociales para todos.

Para hacer frente a estos retos es necesario el compromiso activo de los ciudadanos, el pensamiento crítico y el compromiso con los principios de la democracia. Manteniéndonos informados, participando en las elecciones, apoyando los movimientos de base y responsabilizando a los funcionarios electos, podemos trabajar colectivamente por una sociedad más justa, inclusiva y resiliente.



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